"Observaremos sin duda una pérdida de puestos de trabajo, una reducción de los horarios laborales, una caída significativa de los niveles de salarios y es justamente así como [la guerra comercial] afecta a la gente común", aseveró el funcionario en una entrevista al periódico South China Morning Post concedida durante su reciente visita a Hong Kong.
Los datos previos estiman que hasta 200.000 personas podrían quedar desocupadas.
"En Los Ángeles habrán familias que no podrán dar de comer a sus hijos por la reducción de horarios laborales en los puertos, los trabajadores ocupados en la construcción también llevarán poco dinero a sus hogares", añadió Garcetti.
En la actualidad Los Ángeles es el mayor puerto-almacén de EEUU, y el primero en intercambio de cargas con China, solo en el transcurso del año pasado por el puerto transitaron cargas por un valor de 284.000 millones de dólares, de los cuales 145.000 millones correspondían al comercio con China.
La imposición de aranceles al acero chino se reflejó considerablemente en los precios y planes de construcción en la ciudad, por ejemplo, las autoridades de Los Ángeles se vieron obligadas a posponer la creación de 15 líneas de autobuses y transporte sobre rieles.
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Garcetti subrayó que las partes deben retomar un diálogo abierto y honesto para solucionar los problemas existentes.
Paralelamente, Washington está definiendo una lista de bienes chinos por 200.000 millones de dólares que se gravarán con el 10%.
El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó el mes pasado con imponer aranceles a la totalidad de las importaciones procedentes de China que ascienden a 500.000 millones de dólares.