"Después de que la Alianza se formase en 1949, su primer secretario general, Hastings Ismay, resumió su propósito de manera concisa: 'Para mantener a los rusos fuera, a los estadounidenses dentro y a los alemanes bajo control'", recuerda Whiton en The National Interest.
Si bien es cierto que tras el 11 de septiembre de 2001 la OTAN invocó el Artículo 5 de defensa mutua, el respaldo de los países miembros a la llamada de auxilio estadounidense no acompañó a la teatralidad del momento. En cualquier caso, EEUU no lo necesitaba: invadió Afganistán él solo.
Esto te puede interesar: ¿De qué depende el futuro de la OTAN?
El Reino Unido y Polonia son la excepción que confirma la regla y cumplen con el compromiso del 2% que una y otra vez Donald Trump se ha encargado de recordar a los países europeos. Canadá solo se gasta el 1% de su PIB (20.000 millones de dólares) y Alemania un 1,2%.
"La realidad es que no hay un enemigo ruso que sea verdaderamente capaz de representar una amenaza para Occidente. Rusia tiene un millón de uniformados en su Ejército, el segundo más grande del mundo después de EEUU, pero la Unión Europea podría fácilmente permitirse el lujo de igualarlo con sus economías combinadas de 17 billones de dólares, diez veces más que la de Rusia", reflexiona Whiton.
Ahí ha dejado de existir un enemigo.
"EEUU debe trasladar la mayoría de los recursos que utiliza en Europa y en el Atlántico a la región Indo-Pacífica, donde China e Irán representan amenazas reales para Estados Unidos", recomienda Whiton. Países ajenos hasta ahora a la OTAN.
Tema relacionado: Alemania anuncia creación de la PESCO, nuevo paso para crear el Ejército de la UE