La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca tomó a muchos por sorpresa, luego de una agresiva campaña electoral en la que el candidato republicano basó su retórica en la lucha contra la inmigración, el desmantelamiento de las regulaciones establecidas por la administración de Barack Obama —especialmente en el sistema de salud— y el recorte impositivo para las grandes empresas.
"Los siguientes tres años supongo que estarán cargados de retórica, pero tendrán menos sustancia de lo que han tenido ahora. El proceso de desregulación por supuesto va a continuar, porque los administradores de impuestos sin dudas no tienen interés en detener el proceso de retroceder el rol supervisor del·Estado", dijo Harguindey, especialista en asuntos de EEUU y director del Observatorio John F. Kennedy.
El "daño" que se temía al final de la administración de Obama sobre un deterioro provocado por Trump en las relaciones con "organizaciones fundamentales de la política exterior de EEUU, como la OTAN, la alianza con el Reino Unido y la Unión Europea" finalmente "no ocurrió y probablemente no ocurra en los siguientes años", aseguró Harguindey.
Desde el punto de vista internacional, a criterio del especialista, los desafíos que enfrenta el inquilino actual de la Casa Blanca son las tensiones con Corea del Norte, que podría traer consecuencias en Corea del Sur y Japón.
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El traslado de la embajada de EEUU desde Tel Aviv a Jerusalén marca para el mandatario "un triunfo simbólico", pues responde a una ley aprobada en los años 90 que exhortaba a tomar esta medida. Sin embargo, hasta el momento todos los presidentes "postergaron" su aplicación, "simplemente para no arrojar un problema más al proceso de paz".
"Otra cosa que ha logrado, aunque no a propósito, es constituir a la Unión Europea en una organización más robusta, más que nada por el peligro de colapso del sistema liberal", señaló.
Según Harguindey, en materia de conflictos internacionales, la presidencia de Obama tenía un factor de "previsibilidad" dentro de todos los procesos de deliberación. En el mandato del demócrata hubo "un período de inestabilidad" con "un mundo en crisis económica, levantamientos a través de todo el Medio Oriente, tensiones y rivalidades regionales".
Este factor no es tan acentuado para Trump, aunque "el potencial para un conflicto con Corea del Norte (…) es mucho más realista que hace un año".
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En el plano doméstico, "los fundamentos de la economía estadounidense siguen siendo tan buenos como en el fin de la era Obama, al menos en términos macroeconómicos". Eso se traduce en estabilidad de empleo y acceso al crédito.
No obstante, "el gran perdedor de este año son la población de 10 o 12 millones de indocumentados que no tienen ninguna chance" de regularizar su condición al menos por el resto de la administración. Esta situación se ve empeorada por una amenaza a sus derechos, ya que por el miedo a la deportación no acceden a la Justicia o la Policía.
"Cualquier estadounidense o persona que no tiene miedo de ser deportada puede robarles, abusar de ellos, emplearlos y no pagarles, y matarlos… la mayor parte de las veces no tienen a quién recurrir", agregó.
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Para la población conservadora dentro de este grupo interesada en "detener o incluso retroceder el reloj de derechos sociales", la inclusión en la Corte Suprema del juez Neil Gorsuch "es una buena señal", dijo el experto.
Así, las modificaciones desde el punto de vista judicial van a tomar un "ritmo menor" con un balance conservador en la máxima institución de la Justicia estadounidense.
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Está también la lucha en el Congreso para aprobar el presupuesto para este año y existe la posibilidad de que el Gobierno opere sin financiamiento y recurra a un ‘cierre' si no consigue el apoyo de al menos nueve demócratas en el Senado, un escenario complicado en un año electoral.
La polémica en su propio partido también puede significarle una piedra en el zapato. Por ejemplo, las promesas de gastos de infraestructura se contradicen con la "responsabilidad fiscal" por la que abogan sus correligionarios.
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También la cuestión migratoria podría verse obstaculizada, inclusive la promesa de construir una muralla a lo largo de la frontera con México.
"Con el muro no va a conseguir nada efectivo. Tal vez consiga seguridad electrónica a lo largo de la frontera de México, con 300 drones y vallado electrónico con sensores", cosas que los demócratas podrían aceptar, según el especialista, pero para un muro físico o una valla en los lugares más sensibles "no va a conseguir nada significativo", concluyó.