Trump prometió evitar las aventuras militares y los grandes despliegues de tropas en distintos lugares del mundo para enfocarse en los problemas internos del país durante la campaña electoral que lo condujo a triunfar en las elecciones del martes frente a su rival demócrata Hillary Clinton.
Minimizar las operaciones militares y retirarse de las bases en Medio Oriente, Afganistán, Europa y Japón podría liberar recursos para las prioridades domésticas de Trump, según Szaszdi.
Esos ahorros podrían emplearse en reimpulsar la economía mediante inversiones para modernizar la infraestructura, estimó.
Washington también puede apelar a los reinos árabes del Golfo y a sus aliados en el Pacífico para que se hagan cargo de una parte mayor de los gastos de su propia defensa, reduciendo así la dependencia del poderío militar estadounidense.
"Si Trump cumple con lo que prometió, EEUU abandonaría las políticas agresivas e intervencionistas de los gobiernos de (Bill) Clinton, George W. Bush y (Barack) Obama y buscaría promover la paz en sus relaciones internacionales", dijo el experto.
La administración de Trump podría promover esfuerzos regionales con China, Pakistán, Irán e India para pacificar Afganistán y contribuir a abrir la economía de ese país rico en minerales, según el académico.
"En este aspecto, EEUU debería dejar de asistir a grupos terroristas sunitas en Siria, poniendo fin en primer lugar al flujo de armas que terminan en manos del Estado Islámico", dijo el profesor.
Desde su punto de vista, los aliados de EEUU en Europa deben jugar un papel más protagónico en la reconstrucción de Siria, una vez que concluya la guerra allí, y en la resolución de la crisis de refugiados.
"La reconstrucción de la infraestructura urbana destruida por la guerra requeriría el regreso de los refugiados, así como la restauración de la actividad económica en las regiones del país que han sido devastadas por la guerra", dijo.
Inclusive si Trump se desentiende de ciertas regiones para atender mejor los intereses de su país, Washington y sus aliados aún pueden intentar cooperar con Rusia en la guerra contra el terrorismo, un entendimiento que aliviaría las tensiones entre la OTAN y Moscú, observó.
Trump puede incluso buscar la cooperación con Moscú en asuntos como el desarrollo espacial, el control de armas, la pacificación del este de Ucrania y la renegociación del acuerdo nuclear con Irán.
Además de redirigir el dinero de los contribuyentes a programas internos, Trump debería considerar inversiones en defensa para prevenir ciberataques asimétricos, según Szaszdi.
"Se necesitan ciberdefensas poderosas para proteger los secretos de seguridad nacional e industrial y tecnologías de combate cibernético de alto nivel para espiar a los competidores y responder de manera contundente a los ciberataques", dijo.
El jurista Bradley Moss, especializado en asuntos de seguridad y miembro de la Asociación Nacional de Inteligencia Militar, dijo a Sputnik que posiblemente Trump ponga en práctica una política exterior que mezcle los principios de la "realpolitik" y el neoaislacionismo.
"Trump seguramente desplegará alguna forma de esfuerzo público para trasladar hacia nuestros aliados una mayor porción del costo financiero y militar que EEUU ha venido asumiendo a lo largo de los años", predijo Moss.
Para el experto, China, Rusia e Irán probablemente vayan midiendo hasta dónde pueden penetrar en las esferas tradicionales de influencia de Estados Unidos sin provocar una respuesta contundente por parte de una Casa Blanca comandada por Trump.