Incluso si la propuesta de Trump de construir una pared de 3.200 kilómetros a lo largo de México para evitar la llegada de inmigrantes ilegales de toda América Latina no logra hacerse realidad, el solo hecho de que el presidente de una de las naciones más poderosas del mundo hable de ello, es una señal del deseo que ha surgido en muchos países de cerrar sus fronteras y aislarse lo máximo posible.
Hungría, por ejemplo, construyó el año pasado una cerca de alambre de espino de 523 kilómetros a lo largo de sus fronteras con Serbia y Croacia para evitar la llegada de inmigrantes procedentes de Oriente Próximo.
La victoria del Brexit en el Reino Unido también es una demostración del deseo de muchos políticos y ciudadanos de acabar con toda clase de apertura y proteger sus fronteras. No en vano, la principal consigna de los que apoyaban la salida del país de la Unión Europea era "retomar el control" del Reino Unido.
Literales o metafóricos, los muros se vuelven a levantar en todo el mundo. Económicamente, esas barreras no son menos notorias: Trump ha prometido acabar con diversos tratados de libre comercio, y muchos analistas creen que el TTIP y el TPP, dos de los acuerdos económicos internacionales más importantes en los planes de EEUU, pueden tener los días contados.
#Trump evalúa el muro en la frontera con #México en 8.000 millones de dólareshttps://t.co/JyzLVcY4KP pic.twitter.com/WNimn22csG
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 11 февраля 2016 г.
Por lo tanto, el 9 de noviembre puede pasar a la historia como el día en que cayó el Muro de Berlín, que marcó la historia del siglo XX, y también como el día en que se levantaron los muros de Trump, que pueden llegar a ser mucho peores.