El escándalo estalló al principio de la campaña y el cuartel general de Clinton no supo valorar a tiempo la gravedad del problema. La candidata hasta se permitió hacer comentarios que posteriormente fueron interpretados por sus críticos como "un intento premeditado de confundir a la opinión pública y la investigación".
Además, fue acusada de tener una actitud irresponsable respecto a las informaciones secretas.
La investigación del FBI que apenas finalizó a mediados de año, no halló vestigios de un delito en las acciones de Clinton, que se vio obligada en muchas ocasiones a justificar su "descuido", puesto que la prensa dedicó especial atención a este incidente.
El hecho de que semana y media antes de las elecciones el FBI haya encontrado un nuevo paquete de cartas y reiniciado las investigaciones resulta una sorpresa extremadamente desagradable para Clinton y sus partidarios.
El hecho ocupó inmediatamente los titulares de todos los medios de prensa, y muchos de las publicaciones leales a ella insinuaron que este hecho no fue casual, aunque no presentaron ninguna prueba de que el FBI actuase en contubernio con su oponente republicano, Donald Trump.
El otro gran escándalo que afectó su campaña, no estuvo vinculado directamente a Clinton, sino a la dirección del Partido Demócrata, y fue encausado convenientemente.
Estas revelaciones le costaron el puesto a la jefa del Comité, Debbie Wasserman Schultz, y Clinton rápidamente desvió la atención de los medios de prensa de la esencia a la forma del escándalo, acusando a los hackers rusos de haber robado estas informaciones.
En consonancia con las tradiciones de la política estadounidense, más allá de las declaraciones oficiales de las autoridades norteamericanas no se presentó prueba alguna de la "huella rusa" en este asunto.
Moscú, por su parte, declaró que estas acusaciones carecían de fundamento.
Las filtraciones de WikiLeaks también pusieron en remojo a Donna Brazile, que sustituyó a Wasserman Schultz al frente del Comité Demócrata, tras resultar que cooperaba con el puesto de mando de Clinton mientras trabajaba para el canal de televisión CNN.
No obstante, Clinton lidera la carrera presidencial, seguida de cerca en intención de voto a nivel nacional por Donald Trump, pero con franca ventaja en cuanto a la votación por estados.
Las elecciones presidenciales de EEUU se celebrarán el próximo 8 de noviembre.