El papel de los medios en la conformación de la opinión pública, sus simpatías o antipatías respecto a tal o cual candidato presidencial es objeto de constantes debates a nivel social y en las esferas periodísticas, especialmente en vísperas de las elecciones.
RIA Novosti devela cómo los medios de prensa se aliaron en la actual campaña electoral estadounidense para atacar y "destruir" a Trump.
Censura corporativa
Formalmente en EEUU no existe censura en los medios, pero de hecho se aplica la llamada "censura corporativa", donde la posición de un periodista debe corresponderse con la política de la corporación.
En un país donde existen decenas de miles de canales de televisión, periódicos, revistas, emisoras de radio, páginas de Internet, el 90% de ellos es controlado por seis corporaciones.
La prensa está fuertemente monopolizada, en muchas ciudades las publicaciones alternativas simplemente no existen.
Reporteros Sin Fronteras, cuya sede principal está en París, ubicó a EEUU en el lugar 41 (entre 180 países) del listado de libertad de prensa.
El país norteamericano suele presentarse como líder incondicional en materia de libertad de palabra y libertad de prensa, pero sus medios olvidan ser imparciales, objetivos y libres de prejuicios cuando difunden informaciones sobre sus propios políticos.
Campaña atípica contra Trump
Formalmente republicano y de facto independiente, Trump es visto por la cúpula del Partido Republicano como "ajeno", cuya popularidad tomó por sorpresa a la élite republicana y parte de ella no tardó en distanciarse de él. Lo mismo hicieron varios medios de prensa habitualmente leales a los republicanos.
Uno de los primeros en girar los cañones contra Trump fue The Huffington Post, que tras las propuestas del candidato de recrudecer las reglas de ingreso al país para los musulmanes, acusó al político de xenofobia, racismo y misoginia.
También la prensa leal a los demócratas no tardó en reaccionar a la aparición de tan polémico candidato, y a la crítica tradicional esgrimida contra los republicanos sumó una potente y por momentos agresiva retórica "antitrump".
Por eso, desde el comienzo mismo Trump tuvo que olvidarse del apoyo de la prensa y de encararla como a un enemigo más.
Clinton, por su parte, optó por evadir la confrontación directa con los periodistas, se abstuvo de realizar conferencias de prensa y se limitó a ofrecer entrevistas concertadas previamente a pesar de que los medios le dieron un trato más benévolo.
Lo que el presentador decide
Las tres rondas de debates organizadas por los principales canales de televisión de EEUU centraron la atención de la prensa.
El republicano, por su parte, calificó esas encuestas de "sucias", ya que parte de ellas se realizaron en condiciones más cómodas para su contrincante.
Las quejas de Trump contra CNN y la prensa en general no carecen de fundamento. Es más, eran previsibles.
Según informó el Centro de Investigaciones de la Prensa, durante los debates organizados por los canales CNN y ABC los presentadores interrumpieron a Trump el doble de veces que a Clinton.
Resulta curioso que la propia Clinton enfrentó con anterioridad una actitud de prejuicio parecida por parte de los medios de prensa demócratas.
Así, durante las primarias de 2008 el presentador de la NBC, según los observadores, le planteaba preguntas mucho más incómodas que a su contrincante Barack Obama.
Vox populi
Ocho años más tarde, la mayoría de los electores comparte la opinión de que los medios de prensa aúpan a Clinton.
Según una encuesta realizada por AP y el instituto de mercadotecnia GfK, el 56% de los electores opina que los medios de prensa están en contra de Trump y un 5% considera que lo apoyan, y solo el 37% de los encuestados los ven en igualdad de condiciones.
La opinión sobre la actitud preconcebida de los medios de prensa en contra de Trump es compartida por el bando demócrata.
Y el 51% de los demócratas consideran que la prensa apoya a su candidato.
Otra encuesta, realizada por Suffolk University y Usa Today, reveló una imagen similar; a la pregunta de "¿a quién desean ver como presidente los principales medios de prensa?" el 75,9% de los encuestados respondieron que a "Clinton" y solo el 7,9%, a "Trump".
No se descarta que la estrategia de Trump previera esa conducta agresiva, ya que al menos logró su propósito y cierta popularidad; durante las primarias consiguió el apoyo de más de 14 millones de electores, cifra sin precedentes para quien jamás se había postulado a un cargo político y que le permitió superar con creces a cualquier candidato republicano de la historia de EEUU.
En la recta final Trump logró reducir la ventaja de su contrincante y a una semana de la votación la diferencia oscila entre el 2 y el 3%.
No obstante, dadas las particularidades del sistema electoral norteamericano la probabilidad de que gane es inferior al 25%.
Solo las últimas horas del martes dirán si Trump logra superar la hostilidad de los periodistas y los sociólogos, o si la Casa Blanca será ocupada por la favorita de la prensa y las encuestas.
