Según un reciente informe de la Oficina de Censo, los ingresos de una familia de clase media aumentaron a un ritmo mayor que el año pasado y la tasa de pobreza experimentó su mayor caída desde 1960, pero la realidad es que hubo un enorme aumento de la desigualdad.
El columnista pone en duda los logros alcanzados. En Estados Unidos "los excluidos son los que menos expectativa de vida tienen. También son los que más padecen obesidad. Los bebés de madres blancas con estudios universitarios sobreviven el mismo tiempo que los de mujeres en Europa. Son los nacidos en familias no blancas y menos educadas los que mueren antes", aclara Porter.
En 2015, el 60% de los hogares más pobres recibió una parte más pequeña del pastel de ingresos que hace cuatro décadas. El 20% inferior recibió en sólo el 3,4% de todos los ingresos, mientras que en 1970 ese mismo sector obtuvo el 5,6%. Por eso, el periodista se pregunta: "¿mejor para quién?"
Para él, los ingresos no son la única variable a tener en cuenta para medir el bienestar social. Hace falta incluir la esperanza de vida al nacer, la mortalidad infantil, las tasas de encarcelamiento y el nivel de instrucción.
Estados Unidos es el país con mayor obesidad de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En términos de expectativa de vida al nacer se encuentra en el décimo lugar. Solo Turquía y México tienen mayores tasas de mortalidad infantil que Estados Unidos dentro de la OCDE.
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La clase media estadounidense es una de las menos numerosas del mundo industrializado. Por debajo de Rusia y Uruguay, según el artículo.
"La clase alta estadounidense es tan o más rica que las de otros sitios. Pero sus pobres son más pobres que los del resto del mundo desarrollado. ¿Podemos seguir proclamando prosperidad sin cerrar estas brechas?", se pregunta el periodista al final del texto.
