Si bien desde un principio se sabía que Bin Laden lo que buscaba era causar a los estadounidenses el mismo terror que ellos provocaban con sus bombardeos en el mundo musulmán, lo que de seguro que no pudo predecir era las consecuencias que esos ataques tendrían para la posteridad.
En nombre de la seguridad
Inmediatamente después de los atentados, con aplausos y grandes esperanzas fue adoptada la ley conocida como Acta Patriótica —USA PATRIOT Act, en inglés—. Esta le brinda a los servicios de inteligencia acceso casi ilimitado para la vigilancia y el control sobre la sociedad. Sin embargo, ¿es EEUU hoy más seguro que ayer?
El politólogo y profesor ruso Gevorg Mirzayán considera que a pesar de la aparente falta de sentido del Acta Patriótica y lejos de proporcionar más seguridad, esta está siendo usada como pretexto para mantener bajo control al pueblo estadounidense y violentar sus derechos. Recuerda, además, que algunos de los puntos de la propia ley han sido extendidos hasta el 2019.
El auge del terrorismo
Lejos de eliminar la amenaza terrorista, las acciones de EEUU durante estos años lo que han hecho es provocar su auge, considera Mirzayán. Así, la torpeza de anunciar públicamente "la cruzada contra el terrorismo" lo que hizo fue alimentar los ánimos antioccidentales y atraer a nuevos reclutas para la lucha contra el mundo occidental.
En vez de sofocar los movimientos extremistas apoyando a los Estados laicos de la región, forzando y encaminando a sus líderes a realizar paulatinas reformas en el ámbito político, económico y social, EEUU optó por apoyar movimientos rebeldes, muchos de los cuales eran abiertamente radicales.
Cambio de sistemas
Por supuesto, muchos dirán que EEUU realiza injerencias con el fin de promover cambios democráticos y sacar a líderes autócratas del poder. Y podría verse así, si hacemos ojos ciegos a personajes como Pinochet, Somoza, Chung-hee o las propias monarquías del Golfo, apoyados históricamente por EEUU.
"En todo este tiempo que se viene hablando sobre el Daesh, Arabia Saudita —nuestro más cercano aliado— ha ejecutado públicamente más personas que el propio Daesh", reveló Reza Aslan, escritor, publicista, estudioso de la religión y profesor de la Universidad de California en Riverside.
El problema es que los planes deben ser valorados no por las intenciones declaradas, sino por los resultados alcanzados, retoma Mirzayán. Sea cual sea la intención, continua, como resultado tenemos a un Afganistán que se ha convertido en el principal productor de opios del mundo; Irak es un país que básicamente no controla gran parte de su territorio; Libia sigue sumida en una guerra civil, siendo a la vez el principal puente de los migrantes africanos rumbo a Europa.
Pérdida de confianza
Egipto parece ser uno de los pocos países que pudo escapar a la inestabilidad. Su sociedad civil tuvo el valor de congregarse y junto a los militares pudieron expulsar a los movimientos fundamentalistas, como Hermanos Musulmanes, los que habían tomado el poder inmediatamente después de la caída del presidente Hosni Mubarak.
Los egipcios pudieron hacer frente a la inestabilidad, pero tanto las élites políticas, como los militares y el propio pueblo no olvidarán como EEUU prácticamente entregó a su líder Mubarak a las fuerzas islamistas, a pesar de haber sido considerado uno de sus aliados en la región.
Pérdida de control
La dualidad con la que EEUU intenta llevar sus intereses en la región, ha hecho que sus antiguos aliados busquen apoyo en fuerzas con una estrategia más entendible, permanente y confiable, como Rusia y China.
EEUU, con sus intervenciones y su política guerrerista causó más daño a la región, perdiendo influencia y generando más repudio a las injerencias y métodos de vigilancia estadounidenses. En este sentido, el atentado del 11 de septiembre logró su objetivo de debilitar a EEUU y empujar al país hacia un camino erróneo, concluye el analista.
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