Nuevos problemas del cazabombardero estadounidense de quinta generación se detectaron en el Sistema autónomo de logística e información (ALIS, por sus siglas en inglés), un software de 16.7 mil millones de dólares.
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"Este software, de hecho, es el cerebro, gracias al que funciona este avión militar de quinta generación. Realiza el seguimiento de toda la información: desde la cantidad de tiempo que el avión permanece en el aire, hasta la necesidad de ajuste del motor", explica el periódico estadounidense.
El ALIS requiere una constante comunicación con el servidor y una infraestructura que pueda proporcionarle una fuente de alimentación permanente. Debido al hecho de que la nueva versión del sistema, introducida en 2015, no pasó la prueba para el despliegue, la institución estadounidense pone en duda que se cumplan estas condiciones.
El segundo problema, mencionado en el informe, es la falta de "infraestructura de respaldo", es decir, la de copias de seguridad. Todos los datos que maneja el ALIS, llegan primero al "punto central de recepción", y luego pasan a la principal unidad de control. No está previsto ningún sistema de copia en caso de emergencia o avería, escribe The Fiscal Times.
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"Si alguno de estos elementos falla, toda la flota de F-35 quedará fuera de línea", afirma el informe.
La Oficina de Contabilidad Gubernamental estadounidense insta al Pentágono a desarrollar un plan "integral", que solucione los numerosos problemas del F-35, antes de que se ponga en marcha la producción a gran escala del nuevo cazabombardero a principios de la década de 2020.