“Las organizaciones criminales trasnacionales de México se mantienen como mayor amenaza criminal para Estados Unidos”, dice un documento presentado en los primeros días de noviembre en Washington.
Las redes de los grupos criminales de México en EEUU se extendieron de forma considerable en el último año, apoyadas por pandillas locales de ciudades estratégicas, como Chicago, Boston, Los Angeles y Filadelfia.
“Las organizaciones más significativas de tráfico de drogas en EEUU en la actualidad son las peligrosas y altamente sofisticadas organizaciones criminales trasnacionales de México”, dice el reporte firmado por Chuck Rosenberg, director interino de la DEA.
“Las bandas a nivel nacional y las pandillas de barrio están consolidando su relación con los cárteles mexicanos para aumentar las ganancias a través de la distribución de drogas”, plantea el análisis sobre las Organizaciones Criminales Transnacionales, TCO, en inglés.
La lista negra
La lista de los grupos detectados por la DEA con operaciones en EEU incluye nueve mafias: la Organización Beltrán Leyva, el Cártel Jalisco Nueva Generación, el cártel de Los Cuinis, el Cártel del Golfo, Cartel de Juárez, la Familia Michoacana, los Caballeros Templarios, los Zetas y el Cártel de Sinaloa, pero este último es el más peligroso.
Si bien todas estas mafias internacionales mexicanas transportan cantidades al por mayor de drogas ilícitas en los EEUU, “el Cártel de Sinaloa es que parece ser el proveedor más activo; aprovecha sus recursos expansivos y dominio en México para facilitar el contrabando y el transporte de drogas en EEUU”.
El Cartel de Jalisco Nueva Generación, un aliado de los Cuinis en el centro de México, no había sido designado como una organización importante en noviembre de 2014, pero “se ha convertido rápidamente en uno de los más poderosos” en México y en algunos casos rivales importantes de las operaciones de tráfico del Cártel de Sinaloa en Asia, Europa y Oceanía.
Las organizaciones mexicanas de la droga trafican heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana en EEUU, utilizando rutas de transporte y redes de distribución, a través de la frontera sudoeste.
Sin embargo, en los últimos tiempos se han desplazado hacia el Este y el Norte del EEUU para ampliar su cuota en el mercado de drogas ilícitas, en particular la heroína.
Chicago, es el centro de distribución de drogas dominado por los cárteles mexicanos más notable, que ha extendido su control a Filadelfia, Nueva York, Nueva Jersey y Boston, “donde su presencia no era tan contundente hasta hace un año”.
Durante 2014, las organizaciones mexicanas dominaron en Chicago la distribución al por mayor de cocaína, metanfetamina y la marihuana producida en México, y la heroína mexicana y de Sudamérica.
Las pandillas locales de Boston, Massachusetts, reciben directamente cocaína de las organizaciones mexicanas basadas en estados como Arizona, California, Nuevo México y Texas.
Los cárteles mexicanos utilizan a la ciudad de Los Angeles, California, como un centro estratégico para trasiego de drogas al norte y al oeste de EEUU, y repatriar las ganancias hacia México.
Finalmente, en Filadelfia, Pensilvania: las mafias mexicanas establecen centros de distribución en las ciudades del noreste de EEUU.
Esas organizaciones criminales se han desplazado al norte y al este presionadas por las fuerzas policiales estadounidenses.
A diferencia de su sangrienta guerra interna en México, los criminales mexicanos buscan mantener un bajo perfil y evitar enfrentamientos violentos con sus rivales.
Con base en redes familiares y amigos de confianza, “los operadores de la cadena de suministro están aislados unos de otros; de esta manera, si un transportador es detenido se sustituye con facilidad, y no puede revelar el resto de la red a la policía”, describe la DEA.
“Miembros de familias de los cárteles se envían generalmente a importantes ciudades estadounidenses para administrar casas de seguridad que contienen cargamentos de droga y dinero en efectivo producto de la droga a granel”, puntualiza el reporte gubernamental.
Las organizaciones criminales sirven principalmente como proveedores de drogas al mercado mayorista, y trabajan con pandillas locales en EEUU, que son sus bases de distribución minorista.
“Las pandillas en EEUU mantienen el poder en sus territorios y el control de los mercados de drogas al menudeo”, detalla el informe del gobierno federal estadounidense.
“Las drogas son típicamente guardadas en compartimentos ocultos cuando se transportan en vehículos de pasajeros o con los bienes legítimos cuando las drogas son transportadas en camiones con remolque” describen los agentes antidrogas.
