Cuestionada por la guerra en Siria Clinton explicó que es decisivo atraer a Rusia al tablero negociador, pero también recordarle al presidente Putin que sus acciones, definidas por Cooper como "mentiras", no son "aceptables".
Sanders, por su parte, calificó la guerra de Irak como "la mayor metedura de pata de la política exterior de EEUU en toda su historia" al tiempo que rechazaba las acusaciones de pacifista y afirmaba que recurriría a la fuerza si EEUU o sus aliados son amenazados, aunque siempre como último recurso.
Frente a la polarización que en el partido rival genera un candidato como Donald Trump, Clinton ejerció durante todo el debate como la candidata experimentada, endurecida tras la campaña de 2008, y en general abandonó el escenario con la certeza de que había reforzado su liderazgo en las encuestas.
Sanders, por su parte, fue el aspirante revolucionario pero amable, convencido de que la clase media de EEUU "desaparece", y la gente quiere que "nos centremos en debatir aquello que realmente afecta a sus familias", y en general su táctica tuvo como objetivo mantener a sus bases, a la espera tal vez de redoblar la apuesta en próximos debates.
Los otros tres demócratas, el exgobernador de Virginia, Martin O´Malley, el exsenador por Virginia, Jim Webb, y el exgobernador por Rhode Island, Lincoln Chafee, apenas si pudieron ejercer de comparsas.
En este debate no compareció el vicepresidente Joe Biden, cuya posible candidatura sigue sin concretarse.