"Creo que si les hubiéramos suministrado las armas que necesitan, ellos (uniformados ucranianos) no habrían considerado necesario utilizar las bombas de racimo", dijo el senador a Sputnik.
Reconoció que "así que es en parte culpa nuestra".
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa confirmó que en el ataque lanzado el pasado 27 de enero contra zonas residenciales de la ciudad ucraniana de Lugansk se utilizaron bombas de racimo.
Varios días más tarde, las milicias de la RPL volvieron a acusar a las fuerzas de Kiev de usar municiones de fósforo y de racimo.
En su informe de octubre pasado, la organización internacional Human Rights Watch (HRW) documentó casos de empleo de bombas de racimo en más de 12 localidades del este ucraniano durante los combates entre las tropas y las milicias.
El protocolo prohíbe el uso de este tipo de armamento contra civiles o en lugares cercanos a sus viviendas.
Casi todos los países, entre ellos Ucrania, firmaron y ratificaron la convención y sus cinco protocolos.