"No escatimaré esfuerzos para mantener la autoridad y dignidad de esta corte, conjurando agresiones lanzadas por los que no tienen compromiso con la patria y con el pueblo de nuestro país", dijo Fux en su discurso al asumir el cargo.
Este juez toma el relevo de Antonio Dias Tofffoli y ocupará la presidencia del máximo órgano del poder judicial durante los próximos dos años.
También habló de la corrupción como uno de los principales problemas de Brasil, y remarcó que los 11 jueces del tribunal "no admitirán retrocesos" en el combate a la criminalidad organizada, el lavado de dinero y la corrupción.
El presidente Jair Bolsonaro, presente en la ceremonia, recibió un mensaje de otro de los jueces del Supremo, Marco Aurélio Mello, que habló en nombre de la corte.
Mello se dirigió a Bolsonaro para decirle que fue elegido con 57 millones de votos, pero que es el presidente "de todos los brasileños", y le pidió que busque reducir las desigualdades y cuide especialmente de los menos afortunados.
Durante los primeros meses de la pandemia el presidente Bolsonaro llegó a participar en actos organizados por sus simpatizantes en los que incluso se pedía el cierre del Supremo y del Congreso Nacional y una intervención militar.
Fux, nacido en Río de Janeiro en 1953, fue abogado, promotor de justicia y a partir de la década de 1980, juez; trabajó durante una década en el Tribunal Superior de Justicia, y en 2011 la entonces presidenta Dilma Rousseff (2011-2016) le nombró para cubrir una plaza vacante en el Supremo.