A más de cinco meses de que la pandemia de COVID-19 explotara en América Latina, la región debe hacerse cargo no solo de la catástrofe sanitaria que implica, sino de las terribles consecuencias económicas que el virus trajo consigo. Y a medida que se conocen nuevos indicadores económicos, queda más clara la magnitud del problema.
Uno de los casos más impactantes es el de Perú, donde los desempleados por la pandemia se cuentan por millones. El último informe del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI) da cuenta de que 6,7 millones de personas quedaron sin empleo desde la llegada del COVID-19 a Perú.

El descenso en la ocupación fue más pronunciado para las mujeres, alcanzando un 43,2% contra un 37,6% entre hombres. El fenómeno también golpeó particularmente a los trabajadores menores de 25 años, franja en que el descenso del empleo representó el 53,1% en comparación con el trimestre anterior.
Por supuesto, la crisis laboral provocó un descenso considerable en los ingresos de los peruanos. Un indicador de ese fenómeno es la estrepitosa caída de la masa salarial, un valor que resulta de sumar el total de las remuneraciones percibidas por los trabajadores. La comparación entre lo percibido por los trabajadores en el segundo trimestre con el período anterior muestra una caída del 56,3%.
Los números de Perú lo convierten en uno de los países con las crisis laborales más preocupantes provocadas por la pandemia. El Observatorio Laboral COVID-19 del Banco Interamericano de Desarrollo coloca al país gobernado por Martín Vizcarra como el que experimentó una mayor caída del empleo dentro de una lista que también incluye a Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, México y Uruguay.
El análisis hecho por el BID identifica al sector de servicios como el más afectado por la pandemia. Un área en el que "hay un componente alto de interacción social" y se caracteriza por el empleo informal y los bajos salarios, según comentó el economista de la División Mercados Laborales del banco, Oliver Azuara, en un informe divulgado por el organismo.
"En una región donde la desigualdad es un problema grave y generalizado, que el impacto negativo en el empleo haya recaído en los más vulnerables es un aspecto de máxima preocupación", agregó el representante del BID.
Si bien no llega a los niveles registrados en Perú, la crisis laboral muestra magnitudes históricas en otros países. En Chile, por ejemplo, el desempleo trepó a 11,2% en el segundo trimestre de 2020, alcanzando la cifra más alta en la última década. En Brasil el desempleo llegó a 13,3 en el segundo trimestre, un guarismo equivalente a 12,8 millones de personas sin trabajo.