El gobernador del estado, Joao Doria, explicó en una rueda de prensa que las clases presenciales volverán el 7 de octubre (y no el 8 de septiembre como estaba previsto) y que en una primera fase acudirán a los colegios apenas el 35% de los alumnos.
Para que esto suceda, no obstante, todo el estado de Sao Paulo deberá haber estado los 28 días anteriores en la llamada 'fase amarilla' del plan de desescalada, que permite la reapertura de ciertas actividades económicas.
El gobernador destacó que la vuelta a la escuela es importante no solo a nivel educativo, sino también psicológico e incluso alimentario, ya que los niños más pobres dependen del comedor escolar para recibir alimentación de calidad.
"El retorno es importante no solo por el aspecto educativo, sino también por la cuestión social y de seguridad alimentaria", dijo Doria.
Para que el regreso se de con total seguridad el Gobierno asegura haber comprado material suficiente para equipar a profesores y alumnos: 12 millones de máscaras de tejido, 300.000 protectores faciales de acrílico o 10.000 totems de gel desinfectante, entre otros elementos.
Sao Paulo es el estado brasileño más afectado por la pandemia, con más de 24.000 muertos y casi 600.000 casos confirmados de COVID-19.