De acuerdo con el último registro de la Secretaría de Salud, México tiene un total de 408.449 casos positivos y un total de 45.361 muertes por COVID-19; es decir, una de cada nueve personas diagnosticadas corre el riesgo de morir por la enfermedad.
En este sentido, Amesh A. Adalja, especialista en enfermedades infecciosas del Centro para la Seguridad de la Salud de Johns Hopkins, explicó que la tasa de letalidad en México indica que el virus es mucho más mortal aquí que en otros lugares.
No obstante, precisó que probablemente muchas de las personas que tienen el virus, sin saberlo, son casos asintomáticos o tienen síntomas leves, pero todavía podrían contagiar a los demás. En tanto, México ocupa el tercer lugar en la lista de países con más casos de COVID-19 en la región de las Américas, solo por detrás de Estados Unidos y Brasil.
"El brote está fuera de control. (…) Si no se están aplicando pruebas, trazabilidad, aislamiento, va a haber cadenas de transmisión que afectarán a personas vulnerables y habrá altas tasas de hospitalización y muerte", expuso Adalja para Bloomberg.
Por el momento, América Latina se ha convertido en el epicentro de la pandemia en todo el mundo, con un total de 4,44 millones de personas con COVID-19. Más de la cuarta parte de los contagiados están en esta parte del mundo.
El exceso de muertes en México
Durante la conferencia del 25 de julio, las autoridades sanitarias dieron a conocer un estudio en el que analizaron la tasa de mortalidad en 20 de los 32 estados de México, en el cual encontraron que entre marzo y junio hubo un exceso de muertes. En total se contabilizaron 71.315 defunciones, 55% más de lo esperado según el registro de años anteriores.
Las proyecciones iniciales estimaban que habría 130.763 muertes, sin embargo, la pandemia por el COVID-19 elevó la cifra a 202.077 decesos. De estas, cerca de 22.400 fueron contabilizadas como muertes por COVID-19.
Sin embargo, las autoridades sanitarias de México han reconocido públicamente que no se tiene previsto realizar un mayor número de pruebas para diagnosticar el número de personas que podría tener el virus. En cambio, se ha optado únicamente por realizar pruebas solo a las personas que presenten síntomas graves e, incluso, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, dijo a fines de mayo que cualquier otra sería "un desperdicio de tiempo, de esfuerzo, de recursos".
A este escenario, se suma otro factor por el cual las personas podrían no acudir a realizarse las pruebas: la saturación de los laboratorios. Según un reportaje de Animal Político, el resultado de las pruebas de diagnóstico de COVID-19 podría tardar hasta un mes.
Al respecto, Adalja puntualizó en su entrevista para Bloomberg que, "no hay ninguna medida de salud pública que se pueda tomar con pruebas que se han realizado hace un mes. (…) La persona no se va a sentar en casa por un mes esperando una prueba".