"La situación de Quito es complicada, porque hay una demanda muy importante de camas; pero creo que el pico máximo se dio ya (…) Lo peor ya pasó, pero hay que estar precavidos. Estamos pasando una etapa difícil", dijo a Sputnik Zevallos.
Señaló que aún la pandemia no ha finalizado por lo que la sociedad debe mantener el protocolo de bioseguridad, el uso de tapabocas, el lavado de manos y evitar las aglomeraciones.
El avance del COVID-19 en la capital de Ecuador hizo que el alcalde de Quito, Jorge Yunda, pidiera el 14 de julio al Comité de Operaciones Especiales (COE) una serie de medidas restrictivas, pese a que la ciudad se encuentra en semáforo amarillo.
Desde el pasado 4 de mayo empezó a regir en el país la fase de "distanciamiento social", que deja atrás el aislamiento implementado en marzo.
La etapa de semáforo amarillo permiten una relajación de las medidas, permitiendo el retorno de actividades no esenciales.
El coordinador nacional de la Federación de Funerarias, Sebastián Barona, alertó el 9 de julio, en diálogo con Sputnik, que el sistema sanitario y los servicios de cremación podrían colapsar en la capital ecuatoriana durante agosto.
Comparación
Por otro lado, Ecuador tiene mejores cifras en cuanto a número de muertes y casos de COVID-19 por millón de habitantes que Brasil, Chile, México y Perú, sostuvo el ministro.
"No ha sido un proceso fácil; pero los indicadores que son importantes están por debajo de varios países latinoamericanos, como son Brasil, Chile, México y Perú; esto quiere decir que en la mayoría de Ecuador la enfermedad está bien controlada", dijo Zevallos.
América del Sur se ha convertido en el principal foco de la pandemia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, en Quito ya hay casi 10.000 casos de contagio y más de 530 fallecidos.
Solo esta última semana registraron más de 1.500 nuevos casos (un 18% más), según datos del Ministerio de Salud.
