Según informó el ministerio de Justicia y Seguridad Pública en un comunicado, los 87.000 test empezaron a entregarse a principios de junio en todos los estados del país, con el objetivo de "realizar el diagnóstico de COVID-19 para que las medidas de aislamiento y tratamiento sean iniciadas inmediatamente para evitar la propagación del virus".
Según el ministerio, hasta ahora, el número de test distribuidos a cada estado y cárcel federal supone el 10% del número total de presos y funcionarios.
Desde el inicio de la pandemia, los centros penitenciarios aparecieron como un posible foco de la enfermedad, por el hacinamiento de los presos y las precarias condiciones higiénicas que hay en la mayoría de cárceles.
Brasil cuenta con más de un millón de casos confirmados de COVID-19 y más de 50.600 fallecidos, según los datos más recientes del ministerio de Salud, del domingo 21 de junio.