El brutal asesinato del guía espiritual maya y maestro herbalista Domingo Choc sacudió a Guatemala y puso de manifiesto una forma extrema de intolerancia religiosa.
Domingo Choc era un Ajilonel, es decir, maestro herborista y Ajq"ij, guía espiritual maya, en la aldea de Chimay, ubicada en el municipio de San Luis, en el departamento de Petén. Además de profesar el conocimiento ancestral maya, Choc era conocido por su colaboración con varias investigaciones universitarias que apuntaban a rescatar el conocimiento tradicional sobre plantas y hierbas medicinales de la zona.
Aquel trabajo académico, en el que también participan la Universidad de Zurich y el University College London, lo llevaba a recorrer los bosques cercanos a Chimay junto a los universitarios "en un viaje etnobotánico para identificar especies de plantas medicinales".
"Él explicaba a dos jóvenes estudiantes cómo hacer las invocaciones para pedir permiso a la esencia de la planta antes de cortarla, incluía todo el aspecto de la sabiduría y la ciencia maya ancestral sobre su uso, cómo prepararla, almacenarla, aplicarla", recuerda Berger de White en su texto.
Antes de ser asesinado, Domingo Choc participaba junto a los investigadores en un "inventario de especies medicinales" que, consigna la antropóloga, permitiría documentar el conocimiento Q'eqchi' y registrarlo para la posteridad. "El Abuelo estaba ayudando a escribir un libro en el que quedaría la evidencia de la ciencia herbal maya Q’eqchi’, como un mecanismo de documentar la propiedad intelectual de su Pueblo", recoge la semblanza.
De hecho, uno de los sueños por los que trabajaba Domingo Choc era la creación de un jardín botánico dedicado específicamente a las especies de plantas medicinales que actualmente se encuentran en peligro en la región de Petén. Ese proyecto, impulsado por los Concejos de Guías Espirituales Releb'Aal Saq'E (Acgers) —donde se nuclean los guías espirituales mayas— es conocido como el Popol Jay de Poptún o La Gran Casa del Concejo.
Domingo Choc "soñaba con poder tener resguardadas las plantas, las semillas, porque cada vez es más difícil encontrarlas. A medida que la selva petenera es destruida sin piedad, el Abuelo Domingo soñaba con tener este espacio donde asegurar la existencia de estas plantas, donde poder enseñarle a las nuevas generaciones de Ajilonel el uso de la medicina ancestral, donde poder transmitir la espiritualidad Maya, la Ciencia Maya, a quien tuviera el corazón abierto para recibirla", rememora Berger de White.
El recuerdo de Jolom B'alam pone de manifiesto el rechazo que existía al tipo de conocimiento predicado por Domingo Choc. De hecho, un testimonio del también guía espiritual Rolando Quib a Telesur da cuenta de que la sabiduría de Choc en materia de plantas medicinales y el uso de velas provocaba rechazo en un sector de la comunidad.
"Tus propios hermanos Q'eqchi's te rechazaron porque nunca quisieron creer en tu comunicación con tus ancestros los mayas eternos por medio del conteo del tiempo ante el sagrado fuego al invocar el Cholq'ij", aportó Jolom B'alam, agregando que sus detractores "se juntaron, mintieron, confabularon e impusieron su ley cayendo en horrendo salvajismo".
El grupo de personas que participó del crimen de Choc lo acusó, precisamente, de brujería. Lo ataron con las manos en la espalda y luego le prendieron fuego, en una escena que quedó filmada por otro de los atacantes. La Policía logró detener a cuatro personas por el crimen, entre los que se encuentran los hijos de un hombre cuya muerte atribuyen a Domingo Choc.