Ahora se preparan para recomenzar actividades el 18 de mayo pero, al igual que un coche guardado en los garajes, deberá arrancar con precauciones para evitar daños en sus motores.
También tendrán que adoptar severos y desconocidos protocolos sanitarios, para evitar que sus trabajadores puedan contraer el COVID-19.
Manuel Alejandro González secretario de Desarrollo Económico del estado de Aguascalientes (centro), donde el sector automotriz genera unos 60.000 puestos de trabajo, explica a Sputnik cómo imagina el esperado arranque de labores.
"Queremos que este inicio de actividades se haga paulatinamente, para que se vayan incorporando poco a poco los trabajadores, iniciando con un 20%, luego un 30 y así hasta llegar al 100%" en junio, explicó.
En una primera etapa, el 18 de mayo, unos 4.500 trabajadores de la planta de Nissan de Aguascalientes cruzarán los portones de las armadoras para volver con todas sus herramientas a laborar.
"Creo que nos demoraremos aún un mes más por lo menos para recuperar un ritmo de producción normal", señaló por su parte Alejandro Gonzalez, portavoz de la Federación de Trabajadores de Aguascalientes, uno de los sindicatos con los que fueron concertadas las medidas sanitarias para el retorno.
Potente motor para EEUU
México se ubicó en los últimos años como el sexto mayor productor mundial de automóviles, con un poco más de 3,75 millones de vehículos fabricados en 2019, de los cuales un 80% se exportan a EEUU.
La actividad de las 23 plantas de 18 fabricantes globales mantienen en México es además una fuente notable de empleo: genera 1,6 millones de puestos laborales directos y casi 4 millones de trabajos indirectos.
Además de la producción de automóviles completos, la producción de autopartes mexicanas es fundamental para alimentar la cadena de suministros en EEUU, donde el poderoso sector ya se puso en marcha.
A comienzos de mayo, las autoridades estadounidenses habían solicitado a sus pares mexicanas que se consideraran medidas para garantizar la continuidad en la producción de suministros esenciales para sectores como el automotriz y la industria aeroespacial.
Aprovechando los bajos salarios, en Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso (Texas), donde unos 300.000 empleos de la industria maquiladora se relacionan con el sector automotriz la decisión de volver a la producción fue recibida con alivio pero también con cautela por los trabajadores.
Por ejemplo, en Ciudad Juárez se fabrican desde pequeñas partes como manijas, botones, tapizados, silletería.
Pero también piezas sofisticadas como sistemas de frenos, bocinas y computadoras que registran la actividad de los motores, según la ensambladora Asociación de Maquiladoras de Ciudad Juárez.
Esa asociación envía toda su producción al otro lado de la frontera, en una de las mayores cadenas multinacionales de valor integradas a lo largo de un cuarto de siglo de libre comercio norteamericano.
No es casual que la producción de más de una veintena las mayores firmas globales de la industria automotriz representen la cuarta parte de las vitales exportaciones mexicanas al país vecino.
López Obrador ha evitado explicar por qué decidió que solo las industrias mineras, automotriz y de la construcción se añadirían a la difusa categoría de "empresas esenciales", ni los detalles de los acuerdos con EEUU y Canadá.
El enorme dilema es que esas industrias operan sobre todo en las regiones más afectadas por la pandemia, y la presentación del retorno a la "nueva normalidad" apenas está en su fase preliminar.
México es productor de automóviles de las grandes firmas mundiales: las estadounidenses Ford y General Motors, las japonesas Nissan y Honda, las alemanas Volkswagen, Audi, BMW, Mercedes, y la ítalo-estadounidense Fiat Chrysler (FCA), entre muchas otras.