Las investigaciones sobre la posibilidad de crear un arma atómica se llevaron a cabo durante los tiempos de la dictadura militar en Argentina. Si bien los desarrollos nunca alcanzaron un nivel avanzado, justo para finales de lo que los dictadores llamaron Proceso de Reorganización Nacional, en noviembre de 1983, los expertos argentinos lograron enriquecer el uranio hasta niveles que podrían permitir producir un arma atómica.
¿Tuvo Argentina aspiraciones nucleares?
El programa nuclear argentino que nació en 1950 con la creación de la CNEA siempre fue destinado a usos pacíficos de la energía nuclear, proclamó el especialista. Es decir, a nivel oficial, Argentina nunca tuvo un programa de desarrollo nuclear para usos no pacíficos, aseveró. Sin embargo, al mismo tiempo, reconoció que en realidad cuando se dice que hubo un programa de creación de armas atómicas, se hace referencia a actividades que podrían ser de uso dual.
"Este material nuclear podría ser usado tanto para temas pacíficos como eventualmente derivar en un programa nuclear militar", remarcó Jinchuk.
El tema que estaba en consideración dentro de ese programa que podría ser de uso dual fue la creación de una planta de reprocesamiento de combustible nuclear. Al procesarlo, se podría producir plutonio que es la materia prima para fabricar una bomba. Pero los integrantes del proyecto no consiguieron contener dicha materia prima.
Lo único en común que pudo tener el programa nuclear argentino con el uso militar de la energía atómica fue ese programa de construir una planta piloto de reprocesamiento de combustible nuclear. La planta nunca se llegó a inaugurar y solo hubo algunos programas de desarrollo o procesamiento a nivel de laboratorio. Nunca se llegó a producir el material —plutonio enriquecido— que pudiera ser utilizado para un programa nuclear bélico, agregó.
Por otro lado, también hubo un programa de enriquecimiento de combustible que eventualmente llevó a los científicos argentinos a poder enriquecer la otra materia prima —uranio— con la cual se puede hacer un arma nuclear.
"No obstante, lo único que se consiguió fue producir algunos miligramos de uranio enriquecido. Esto no es ni la cantidad necesaria para hacer una bomba. Tampoco hubo desarrollo de detonadores o de conformación de uranio metálico para poder ser transformados en una bomba", pronunció Jinchuk.
El programa nuclear bélico que murió antes de nacer
Para crear un arma primitiva, como la que tiraron contra Hiroshima, hacen falta más de 40 kilogramos de uranio natural. Si los procesos se sofistican, se puede crear un arma con 20 kilogramos de uranio. En caso de usar plutonio, se requieren entre cinco y 10 kilogramos. La bomba tiene utilidad si la reducen en tamaño y peso lo suficiente para enviarla a través de un misil. Pero Argentina "no estuvo ni cerca de eso", explicó Jinchuk.
En cuanto a la posibilidad de crear cohetes portadores, en Argentina en la época que siguió a la guerra de las Malvinas "se elaboró el proyecto Cóndor II que tuvo como meta producir un misil de medio alcance, pero al igual que el programa nuclear en el caso de enriquecimiento, solo llegó a niveles de misiles muy primitivos, lejos de alcanzar la capacidad de portar una bomba a una distancia considerable", detalló el ingeniero en física nuclear.
"El programa de la creación de la planta piloto de enriquecimiento de uranio y el programa de misiles fueron detenidos en los años 90 por una fuerte presión de EEUU", destacó el entrevistado.
Brasil, recordó Jinchuk, también tenía un programa que era para el desarrollo de armamento, pero tampoco llegó a concretarlo. De este programa ambicioso podría haber surgido un arma nuclear. Los brasileños estaban trabajando en una planta de enriquecimiento de uranio y sí concretaron la etapa industrial, puso de relieve. Pasaron la etapa de laboratorio, a diferencia de Argentina.
Todo lo que hubo en Argentina fue algo que pudo ser pensado para crear una bomba, pero nunca tuvo estas intenciones oficialmente, concluyó.