"Este ajuste en el gabinete era necesario para estar absolutamente segura de que todos los miembros del equipo de colaboradores están comprometidos con una gestión honesta y transparente, para bien de todos los bolivianos", dijo la presidenta en el Palacio de Gobierno tras tomar juramento a los nuevos ministros y a los 17 ratificados.
La ligera recomposición del gabinete estuvo precedida de gran expectativa después de que Áñez pidiera la renuncia de todos sus ministros, en una decisión sorpresiva que siguió a la dimisión de la ministra de Comunicación, Roxana Lizárraga, quien criticó duramente la postulación de la presidenta.
La novedad más llamativa en el gabinete terminó siendo la del exvicepresidente Víctor Hugo Cárdenas (1993-1997), pedagogo indígena que asumió como ministro de Educación en reemplazo de Virgina Patty, una abogada que tuvo relaciones difíciles con los sindicatos docentes.
Cárdenas, vicepresidente del neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada, refugiado en Estados Unidos desde 2003, fue candidato presidencial por la populista Unidad Cívica Solidaridad en 2019, logrando menos del 1% de votos.
Bolivia: críticas a la presidenta de facto por su ambición de seguir en el poder
El tercer relevo ocurrió en el ministerio de Desarrollo Rural, donde el activista agrario Samuel Ordóñez fue sucedido por la abogada y exasambleísta Eliane Capobianco, reforzando la presencia en el gabinete de representantes del departamento oriental de Santa Cruz y del partido Demócratas de la presidenta.
Fueron ratificadas las figuras claves del gabinete, como los ministros de Relaciones Exteriores, Karen Longaric; de la Presidencia, Yerko Núñez; de Gobierno, Arturo Murillo; de Defensa, Fernando López, y de Economía, José Luis Parada.