La Fiscalía informó en un comunicado que denunció a siete personas por delitos relacionados con la "invasión de celulares de autoridades brasileñas" y que "el periodista Glenn Greenwald también fue denunciado, aunque no haya sido acusado por la Policía Federal", reconocen los propios fiscales.
Los denunciados se enfrentan a una acusación de delitos como práctica de organización criminal y blanqueo de dinero, así como interceptaciones telefónicas ilegales.
Greenwald está al frente del medio digital The Intercept Brasil, que a mediados del año pasado publicó decenas de mensajes entre Moro y los fiscales de la operación Lava Jato, a los que tuvo acceso gracias a un hacker.
Para la fiscalía, las pruebas recolectadas en la investigación "demuestran que Greenwald auxilió, incentivó y orientó al grupo (de hackers) durante el periodo de las invasiones".
La principal prueba que comprometería al periodista es un audio que se encontró en un MacBook con un diálogo que mantuvo con Luiz Molicao, el hacker que actuaba como portavoz del grupo.
La conversación habría tenido lugar después de que la prensa divulgara que el celular de Moro había sido invadido por un hacker.
En el diálogo, el hacker le dice a Greenwald que siguen invadiendo celulares y le pide orientaciones sobre la posibilidad de "bajar" el contenido de cuentas de Telegram de otras personas antes de que The Intercept publique el contenido.
Según la Fiscalía, Greenwald, entonces, le indica que el grupo criminal debe eliminar los mensajes que ya le fueron enviados para no quedar vinculado al material obtenido de forma ilícita.
Esto, según la fiscalía, "caracteriza una clara conducta de participación auxiliar en el delito, buscando subvertir la idea de protección de la fuente periodística en una inmunidad para orientar a delincuentes".
En el documento enviado a la justicia, el fiscal Wellington Oliveira destaca que la libertad de prensa es un pilar fundamental del Estado Democrático de Derecho y que la prensa debe desnudar las entrañas del poder y los esquemas de corrupción.
También aclara que cuando un periodista recibe informaciones que son productos de una actividad ilícita, sin que haya participado en su obtención, debe cumplir su deber periodístico y hacerlo público.
Sin embargo, añade que Greenwald fue un paso más allá al indicar acciones para dificultar las investigaciones y reducir la posibilidad de una responsabilidad penal.