"El Gobierno no ha entendido ni siquiera, después de toda la evidencia, cuál es la naturaleza del conflicto en este país y sigue diciendo que la crisis es impulsada desde el extranjero, lo que es ridículo", afirmó Sánchez.
El dirigente criticó los dichos del canciller Teodoro Rivera, en los que aseguró que el Ejecutivo está investigando una supuesta participación foránea en las múltiples manifestaciones ciudadanas que ya llevan más de un mes.
"El canciller subestima al pueblo chileno y desafía su capacidad intelectual, es importante aclarar que este movimiento es sólo y exclusivamente de los chilenos, pero el Gobierno en vez de abordar medidas sociales, busca responsables en el extranjero y le da más facultades a las policías para que haya más represión", dijo.
Lo que busca Rivera y el presidente Sebastián Piñera con estas acusaciones es "desatar acciones de inteligencia y recrudecer la represión policial, para criminalizar a los sectores del país que más los incomodan, como por ejemplo el Partido Comunista", afirmó el dirigente político.
Mike Pompeo
Sánchez se refirió también a los dichos del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, quien informó que su Gobierno apoyará a Chile y a los países en Latinoamérica que estén bajo protestas para evitar que "Cuba y Venezuela secuestren los movimientos".
"A pesar de que se diga que en las protestas latinoamericanas hay injerencia venezolana, cubana y rusa, con las palabras de Pompeo nos damos cuenta que la única intervención es la de Estados Unidos", afirmó.
Asimismo, explicó que Chile debe condenar los dichos del secretario de Estado, "no se puede permitir que un Gobierno con intereses económicos en nuestro país haga declaraciones como esa".
Chile es escenario de tensión política y social desde las movilizaciones iniciadas el 14 de octubre contra un alza de 30 pesos (menos de un dólar) en el precio del pasaje del Metro de Santiago, que días más tarde fue anulada por el presidente Piñera.
Las protestas no amainaron, abarcaron otros reclamos sociales y tomaron un cariz mucho más intenso, que incluyó incendios, destrucción de varias estaciones de metro y decenas de manifestaciones en diversos lugares de Chile con marchas y cacerolazos.