"Deseamos vivamente que tanto en este momento de transición a las próximas elecciones nacionales como a partir del nuevo Gobierno que será proclamado (...) se muestre un Estado puesto al servicio de los ciudadanos en vista del bien común y sin exclusiones", dijo el nuncio apostólico Angelo Accatino.
Accatino, quien se dirigió a Áñez como "presidenta", sin el calificativo de "constitucional", hizo votos por la pacificación del país, que vive la quinta semana de una crisis desencadenada tras las elecciones del 20 de octubre, ganadas por Morales y anuladas de hecho por una ola de protestas ciudadanas contra un supuesto fraude.
El nuncio dijo que la comunidad internacional seguía con "respetuosa cercanía" el proceso de transición, preocupada porque en las próximas elecciones los ciudadanos tengan "plena y absoluta libertad" para elegir entre las opciones políticas.
Áñez agradeció el reconocimiento diplomático, reiteró los argumentos de que el reciente cambio de Gobierno en Bolivia no fue un golpe de Estado sino una "revolución pacífica" de "reposición del orden democrático constitucional", y pidió la cooperación internacional.
El Gobierno anunció en sus primeros días que procuraría la proscripción electoral del Movimiento Al Socialismo de Morales, pero esa iniciativa tropezó con la amplia mayoría de este partido en el parlamento.
"Necesitamos que la comunidad internacional sea garante de este proceso sensitivo en el que tenemos que armar un equilibrio frágil pero posible", afirmó Áñez.
Según la Constitución boliviana, el Gobierno transitorio debería durar solo hasta el 22 de enero, fecha en que se habría completado el interrumpido tercer mandato de Morales.
Treinta y dos personas han muerto en las protestas de las últimas semanas en Bolivia, 29 de ellas luego del 11 de noviembre, cuando Morales ya había dejado el poder.