Según el informe presentado por la comisión investigadora del MINSAP, "se demostró que la causa de los eventos que presentaron las tres niñas fue por violaciones de las normas establecidas en la vacunación, provocados por negligencias durante el proceso de conservación, preparación, manipulación y exposición del bulbo utilizado".
También se les aplicaron medidas administrativas a funcionarios con responsabilidad en el control de las deficiencias identificadas.
La investigación de las autoridades sanitarias cubanas precisó que el cuadro clínico presentado por las tres niñas afectadas con el evento adverso entre el 7 y 8 de octubre pasado se corresponde a un síndrome de shock tóxico, provocado por una bacteria (Estafilococo aureus) aislada en las investigaciones realizadas.
La nota enfatiza que "este evento adverso no está vinculado a las propiedades intrínsecas y de calidad de la vacuna PRS –que protege contra la parotiditis, rubéola y sarampión–, el lote y diluente utilizado se comprobó que se encuentra apto para su uso, según los exámenes de laboratorio realizados en varios centros de investigación acreditados del país".
A consecuencia de este hecho, tres niñas presentaron reacciones adversas a la vacuna PSR, después de recibirla en un policlínico en el este de La Habana, lo que provocó fueran internadas inmediatamente en centros hospitalarios especializados.
Una de las menores hospitalizadas, Paloma Domínguez, de un año de edad, falleció a consecuencia de las complicaciones.
Otros dos niños con sintomatologías similares, que fueron ingresados para su vigilancia –aclara la nota–, "quedó demostrado que su cuadro clínico no se correspondió con este evento y evolucionaron favorablemente de su enfermedad".
Del lote de la vacuna y diluente implicado en este suceso, en Cuba se han administrado 43.630 dosis en lo que va de año, sin reportes de eventos similares.
Desde 1986 hasta el 31 de diciembre del 2018 se han aplicado en la isla 9.2 millones de dosis de la vacuna PRS, sin la ocurrencia de eventos graves.