"Con 95 votos a favor, 25 en contra y dos abstenciones se aprueba en lo general y los artículos no reservados, el dictamen de reformas constitucionales en materia educativa", informó la Cámara Alta.
El dictamen debe ser avalado por al menos la mitad de los 32 congresos de los estados de la federación mexicana, para que los senadores puedan comenzar a crear nuevas leyes educativas reglamentarias, en los próximos meses.
La contrarreforma elimina el valor de un memorándum firmado por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, que ordenaba a su gabinete anular la anterior reforma, en el límite de sus facultades constitucionales.
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La bancada del Partido Acción Nacional (PAN, centroderecha) votó en contra del dictamen, argumentado que la reforma permitiría "entregar plazas al control del magisterio con fines políticos, a costa la calidad educativa".
"Que el maestro, en lugar de las calles protestando, esté en el aula dándole clases a sus alumnos, para eso hay que dignificar la labor del maestro, hay que hacerla profesión de Estado", dijo el legislador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena, izquierda).
Rocha dijo que el nuevo texto constitucional elimina las "canonjías políticas" a los maestros de los gremios.
La rebelde Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) exigía mantener su incidencia en el reparto de plazas magisteriales y rechazaba las evaluaciones a maestros, con la fuerza de sus agremiados en los estados del sur, los más pobres del país, donde viven la mayoría de las comunidades indígenas que rechazan los estándares federales.
Dos partidos de centroizquierda que se oponían a la contrarreforma sumaron sus votos a Morena "in extremis": el Partido de la Revolución Democrática y el Movimiento Ciudadano (socialdemócrata).
El 25 abril, cuando la Cámara de Diputados otorgó media sanción al dictamen, López Obrador celebró que los diputados votaron por "cancelar la reforma educativa impuesta y ordenada desde el extranjero".
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