Luego de que Assange fuera detenido frente a la embajada ecuatoriana en Londres, el analista recordó que, de acuerdo a la Constitución ecuatoriana, la política exterior y, en este caso, la revocación del asilo político es "potestad absoluta del presidente de la República".
Sin embargo, enfatizó que se trata de una resolución cuestionable desde lo moral, dado que Ecuador facilitó la detención de Assange por parte del Reino Unido, quien "lo primero que va a hacer es enviarlo prácticamente por paquetería a EEUU".
El especialista dijo además que, con su decisión, el presidente Lenin Moreno da un paso más para "distanciarse absolutamente de una agenda que condujo a los electores y los cuadros de izquierda que lo apoyaron" en las elecciones que lo llevaron a la presidencia.
El politólogo añadió que el caso Assange podría incluirse como un capítulo más en la disputa entre el oficialismo ecuatoriano y el 'correísmo', de cara a las futuras elecciones de Ecuador en 2021.
Así, el tema del fundador de Wikileaks se imbrica con la política interna, particularmente en un ambiente de fractura en el movimiento político que llevó adelante la llamada Revolución Ciudadana, la Alianza PAIS.
Relacionado: "Ni las dictaduras militares entraban en las embajadas"… ¿Qué significa la entrega de Assange?
A pesar de que el expresidente Rafael Correa (2007-2017) haya apostado por la candidatura de Moreno, quien fue su vicepresidente entre 2007 y 2013, a poco de ser electo como su sucesor, las diferencias entre ambos comenzaron a multiplicarse, y han sido numerosos los choques entre ambos, incluso a través de las redes sociales.
Por ejemplo, el Ecuador de Moreno se distanció de otros Gobiernos progresistas de la región y apoyó el Prosur, el proyecto de integación encabezado por Chile y Colombia, países que consideran críticos con la Unasur por el rol que Venezuela tuvo en su creación.
La madre de #Assange acusa de traición a @Lenin Moreno https://t.co/9L4M9Yr14V
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 11 de abril de 2019
En la cuestión venezolana, Ecuador formó parte de los países latinoamericanos que reconocieron como presidente a Juan Guaidó, renunciando así a otras posturas más conciliatorias y favorecedoras del diálogo, como la adoptada por México o Uruguay, dos países con Gobiernos de signo progresista.
"Al haber sido parte de ese Gobierno [de Correa], es contradictorio con esas fuerzas que lo llevaron al poder que él haya dado un giro", indicó el politólogo.