"Vizcarra ha seguido una política basada en gestos, con una agenda comunicacional que mira muy de cerca lo que pasa en la opinión pública, y no una política de gestión pública más ambiciosa con resultados tangibles", dijo Requena, magíster en artes y ciencias liberales por la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
En este año investigaciones periodísticas y filtraciones de conversaciones telefónicas revelaron una compleja red de corrupción que involucraba a jueces, fiscales, políticos y empresarios.
Además, la causa peruana del Lava Jato (lavadero de autos) abarca investigaciones contra el propio Kuczynski y los expresidentes Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (2006-2011) y Ollanta Humala (2011-2016) por conexiones con los sobornos pagados durante años por la empresa constructora brasileña Odebrecht para obtener contratos de obras públicas.
Esta situación llevó a Vizcarra a impulsar una reforma anticorrupción como política de Estado.
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La iniciativa central fue una convocatoria a un referéndum en diciembre para que la ciudadanía se expidiera sobre una serie de cambios a la Constitución con miras a reducir los espacios a las prácticas venales.
En este aspecto, el principal acierto de la gestión de Vizcarra fue su "lectura sensible y adecuada del ánimo ciudadano", harto de los escándalos de la dirigencia política y empresarial, según Requena.
Sin embargo, a su juicio este acierto es también una falencia en la medida en que no se complementa con una gestión pública que busque resultados en otras áreas.
"La gestión de Vizcarra es que no tiene un hilo conductor que se pueda identificar; los ministros tienen un rol más bien discreto y en consecuencia uno no puede señalar un gran cambio concreto en lo que va del Gobierno", opinó.
Requena, no obstante, juzga acertada la "política confrontacional" del presidente hacia el partido opositor Fuerza Popular (fujimorista, derecha), que mediante su mayoría en el Congreso ejerció contra el mandatario una política obstruccionista.
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Pero Fuerza Popular fue perdiendo influencia con la renuncia de varios de sus congresistas, y especialmente luego de que su líder, Keiko Fujimori, fuera encarcelada en octubre mientras se la investiga por lavado de activos en relación con Odebrecht.

Sin embargo, observó el analista, el presidente no supo utilizar ese triunfo sobre sus adversarios como una oportunidad para mejorar la eficiencia de su Gobierno.
"Si le tuerces el brazo a tu enemigo, pero luego no sabes qué hacer, al final todo resulta un poco vano", reflexionó Requena.
En enero el presidente denominó 2019, según una tradición simbólica peruana, como el Año de la Lucha Contra la Corrupción y la Impunidad.
Más recientemente conformó un gabinete ministerial paritario entre hombres y mujeres.
Requena cree este tipo de actos pueden ayudar a solucionar un poco los problemas de Perú, pero son más pensados para la percepción de la población que para la gestión en sí.
Sin embargo, el analista no descarta que Vizcarra logre enmendar el rumbo en los pocos más de 2 años que le quedan de Gobierno.
Vizcarra concluirá el período presidencial que le correspondía a Kuczynski en julio de 2021.