"En vista de la empresa que tenía la planta no la está llevando en su totalidad, tomamos la planta como comunidad y somos los que ahorita la estamos financiando, la tenemos parada por falta de aceite pero ya estamos recolectando (el dinero) para comprar el aceite y prender la planta ya que esto nos beneficia a todos", dijo a Sputnik Saray Acosta, habitante del sector José María Vargas.
La planta desalinizadora que recibe el nombre de la comunidad se encarga de convertir el agua del mar en potable.
"Durante el problema de electricidad, el encargado de la planta mandó a los operadores a que apagaran la planta y que no las prendieran porque le debían un dinero, pero es una casualidad que a dos días del apagón el señor mandó a apagar la planta y la comunidad estuvo como cuatro días sin agua", dijo a esta agencia Jesús Becerra, residente de la zona.
En la contingencia, que se registró durante un apagón general del pasado 7 de marzo que afectó a Venezuela por casi 70 horas, en estas plantas, pese al cierre de la contratista, se cargaron camiones cisternas.
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El estado Vargas cuenta con otras tres plantas desalinizadoras otra en Carlos Soublette, y las demás en Naiguatá y La Guaira.
En abril de 2018, el presidente Nicolás Maduro precisó que la construcción de estas plantas se realiza por medio de un convenio entre Venezuela y China, y que no desestima que en los próximos años se puedan exportar a otros países suramericanos y centroamericanos.
El proyecto de las plantas desalinizadoras se inició en 2015 en la Península de Macanao, en la isla de Margarita del estado Nueva Esparta.
El Gobierno venezolano ha dicho que espera construir sus plantas desalinizadoras con mano de obra y tecnología venezolana para 2020 y 2021, a fin de cumplir la meta de 100% de acceso al suministro de agua en todo el país caribeño.
