"Mi hermana tiene 16 años, está desaparecida desde hace más de 24 horas; trabajaba de aprendiz en una posada a menos de un kilómetro de donde pasó todo, hay indicios de que está viva y estaría en el hospital, pero la lista que dan es solo para los trabajadores de Vale", lamentaba en declaraciones a Sputnik Willian Martins.
La queja es recurrente entre varios familiares: la empresa propietaria de la mina, Vale, divulga continuamente listas actualizadas con los nombres de los desaparecidos, fallecidos y encontrados muertos, pero encontrar información sobre alguien que no trabajara en Vale es muy difícil.
La falta de cruce de informaciones hace que algunos familiares no estén al corriente de que sus seres queridos están ingresados en el hospital Juan XXIII de Belo Horizonte, la capital del estado, a 57 kilómetros de Brumarinho, que centraliza la recepción de supervivientes.
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La distancia entre ambas localidades y las precarias comunicaciones vía telefónica provocadas por el accidente hacen difícil el reconocimiento por parte de familiares.
Cuando habló con Sputnik, Willian Martins se estaba organizando para ir hasta Belo Horizonte, convencido de que su hermana está viva en el hospital: "Me han dicho que es una chica de pelo castaño, piel clara, sin documentación, sólo estaba ella en la zona, tiene que ser ella".
El centro de atención a los familiares de las víctimas se ha montado en las afueras de Brumadinho, en unas instalaciones de la Fundación Vale, que ahora son un hormiguero de gente en busca de información, voluntarios, psicólogos, bomberos, policías e incluso testigos de Jehová (organización prohibida en Rusia por considerarse extremista) que aprovechan el momento para hacer proselitismo.