En el Valle de México se localiza la capital del país.
Las autoridades de Pemex apoyados por más de 5.000 elementos de las fuerzas armadas y de la policía, realizan las reparaciones "con la seguridad que se debe tener, para no poner en riesgo la vida de trabajadores y pobladores; es una operación muy riesgosa, delicada, y muy irresponsable de la gente que quiere interrumpir el abasto" de combustibles, añadió López Obrador.
Los actos de sabotaje comenzaron tras la implementación desde finales de diciembre de un plan contra el robo de combustible, que le cuesta a Pemex más de 3.000 millones de dólares anaules, que consiste en cerrar los ductos para vigilarlos y repararlos, y repartir los combustibles por vía terrestre, en más de 5.000 camiones cisternas de Pemex y contratistas privados.
Sin embargo, el presidente reiteró que las autoridades trabajan para la normalización del abastecimiento de combustibles en la Ciudad de México y en otras regiones del centro del país "para que no falte la gasolina; se está avanzando a pesar de los pesares".
Asimismo, López Obrador pidió a la ciudadanía que "siga apoyando como lo ha venido haciendo, resistiendo, aguantando, para acabar con la corrupción".
El jefe del ejecutivo dijo también que el nuevo Gobierno, que comenzó el 1 de diciembre pasado, apoyará con programas sociales a las comunidades que de manera "involuntaria o por necesidad" encubrían a las bandas de delincuentes que roban los ductos.
"No vamos a hacer negocios al amparo del poder público, no vamos a permitir la corrupción, y vamos a limpiar el país", puntualizó.