En esos nueve meses hubo "39.183 brasileños víctimas de homicidios dolosos, latrocinios y lesiones corporales seguidas de muerte", frente a los 44.733 que murieron en el mismo periodo de 2017.
El ministro de Seguridad Pública, Raul Jungmann, atribuyó la caída al trabajo de "integración" y "coordinación" entre los diferentes niveles de la administración, según recoge el portal de noticias G1.
En Brasil, la seguridad pública y la gestión de los cuerpos policiales corresponden a los gobiernos de los estados, aunque la administración central impulsó medidas de coordinación, como un sistema informático para unificar los datos de todos los infractores a nivel nacional.
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