"Es sólo cuestión de semanas para que se completen los trámites, en este caso financieros, y demos la orden de proceder a la empresa contratista Sinosteel según el contrato vigente", señaló el ejecutivo de ESM cuya se encuentra en la ciudad oriental de Santa Cruz.
La ESM firmó en 2016 un contrato con Sinosteel para construir al pie del Mutún, en la frontera sudoriental con Brasil, el complejo siderúrgico con un costo de 465 millones de dólares, cubiertos en 85% por un crédito del chino Eximbank y el saldo por el Gobierno boliviano.
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Concebido para satisfacer primero la demanda interna de aceros y lanzarse luego al mercado internacional, el plan prevé que el diseño y la construcción del complejo durarán 30 meses, a partir de la orden de proceder.
"Para emitir esa orden sólo faltan detalles de confirmación de las boletas de garantía presentadas por Sinosteel, esto está a cargo del Banco Central de Bolivia y concluirá en los próximos días", dijo Lara.
Precisó que la empresa china presentó dos boletas, una por el 7% del valor total del proyecto y otra equivalente al anticipo de 15% que recibirá para el inicio de los trabajos.
El proyecto, según un informe oficial previo, apunta a producir en una primera fase 194.000 toneladas de laminados no planos de acero al año, para subir progresivamente a metas anuales de 450.000 toneladas de la misma producción y 550.000 toneladas de laminados planos, además de hierro esponja que se exportaría como producto semi-industrializado.
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El proyecto con Sinosteel no es el primero que intenta Bolivia para ingresar al mundo de la siderurgia aprovechando su enorme reserva del Mutún.
Cinco años después, Morales rescindió el contrato con Jindal, denunciando un supuesto engaño del grupo extranjero, que había iniciado la explotación de minerales de hierro sin inversiones importantes en la siderurgia.
Lara destacó que el Estado será 100% propietario en el nuevo proyecto.