"Los boteros (choferes de alquiler en vehículos privados) hicieron el pan en este verano; como saben que el transporte público está de capa caída, pues ellos nos exprimen, hacen las carreras más cortas o suben las tarifas, sin que nadie se meta, sin que nadie nos proteja", dijo a esta agencia Narciso Estupiñán, un residente de La Habana.
"No sé qué decirte, pero me pasé casi todas las vacaciones en mi casa porque en la calle coger una guagua (ómnibus) era cosa de locos; y de los taxis ni hablar, se aprovecharon que mucha gente estaba descansando y complicaron los recorridos para sacarle más dinero a la gente", comentó Karla Mendieta, una joven estudiante universitaria.
El viaje por una distancia de menos de 15 kilómetros, que puede ser a una playa cercana, un campamento o un centro de recreación, puede oscilar entre 10 y 50 pesos por persona (50 centavos a dos dólares) en el transporte público operado por el sector privado.
También conspiraron los precios de alojamiento en la red hotelera de las zonas costeras, que oscilan entre 20 y 50 CUC por día (moneda cubana equivalente al dólar), cuando el promedio salarial del cubano no rebasa los 30 CUC mensuales.
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"Hay un sector minoritario de la población que sale a la calle pensando que están en una selva; lo único que les interesa es emborracharse y formar broncas y problemas sin mirar que a su alrededor hay mujeres y niños presenciando estos desagradables espectáculos", comentó Juana Sánchez, madre de tres niños que aseguró haber sido testigo de peleas, incluso con armas blancas, en una playa del oeste de la capital.
Según un artículo del diario Granma, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel reconoció que "no todo ha sido bueno", y sugirió realizar una evaluación para mejorar la oferta de la temporada y los problemas que ha enfrentado.
El mandatario, dice la nota, consideró sin embargo que en este período los niveles de satisfacción han superado los de temporadas anteriores.