Para Weber, citada por el diario O Globo, no es justificable buscar "la solución más fácil", la de cerrar las puertas, porque equivale a quedarse de brazos cruzados.
Horas antes, el magistrado Helder Girao Barreto suspendió temporalmente la admisión y el ingreso en Brasil de inmigrantes venezolanos "hasta que se alcance un equilibrio numérico en el proceso de interiorización y se creen las condiciones para un recibimiento humanitario en el estado de Roraima".
La gobernadora de Roraima, Suely Campos, firmó el 1 de agosto un decreto que exige, entre otras medidas, que los venezolanos tengan pasaporte válido para hacer uso de los servicios públicos del Estado brasileño.
Campos había pedido al Superior Tribunal de Justicia en abril el cierre temporal de las fronteras, alertando un colapso en los servicios de salud.
Se estima que alrededor de 500 venezolanos entran en Brasil por el estado de Roraima cada día.
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La Organización de las Naciones Unidas, junto a las Fuerzas Armadas brasileñas y diferentes organismos de Gobierno, trabajan para minimizar el impacto de la llegada de inmigrantes a Roraima.
A través de un programa de interiorización, los inmigrantes son distribuidos en otros estados después de haberles equipado con los básicos para poder comenzar su nueva vida en Brasil.
