A pesar de que el tren es un medio de transporte poco común en América Latina, a diferencia de países europeos o asiáticos, algunos tienen recorridos increíbles, con vistas espectaculares y llenas de historia ancestral.
Tren de Cusco a Machu Picchu (Perú)
Este es no de los destinos más solicitados por turistas y aficionados a los trenes y a la historia a nivel mundial. El recorrido dura alrededor de tres horas y media y es una experiencia inolvidable para los viajeros.
Tren de la sabana (Colombia)
Este tren a vapor comienza su recorrido en Bogotá y llega hasta la comunidad minera de Zipaquirá. Aquí se puede encontrar la famosa y hermosa Catedral de Sal a 180 metros bajo tierra, que de inicio fue capilla de oración para los mineros y luego se transformó en una maravilla de la arquitectura colombiana.
Los trenes también hacen trayectos nocturnos en navidad, una costumbre muy típica colombiana con rica comida a bordo y entretenidas bandas musicales.
Tren de Oruro hacia Villazón (Bolivia)
Las maravillas naturales de Bolivia hacen que este tren tenga un recorrido espectacular que deslumbra a los viajeros. El tren de Oruro atraviesa el desierto boliviano hasta llegar al impresionante Salar de Uyuni.
Los trenes bolivianos suelen ser muy económicos y este ha sido uno de los preferidos de los turistas tanto por su comodidad, como por la belleza del recorrido.
Tren a las nubes (Argentina)
El recorrido de este tren es por la región de Salta, provincia ubicada el noroeste del país. También la espectacularidad del recorrido está en el paisaje, pues atraviesa cañones, quebradas y valles.
Además el recorrido supera los 4000 metros sobre el nivel del mar, siendo uno de los más altos del mundo, de ahí su nombre, según publica el sitio Latinamerican Post.
Tren del recuerdo (Chile)
Este tren es considerado una salida romántica en Chile. En este país el ferrocarril solo se utiliza por tramos, tal cual lo hacían generaciones pasadas y encanta a los chilenos e impresiona a los turistas extranjeros.
El recorrido contempla el paso por zonas tradicionales del campo chileno como la Cordillera de la Costa y la Cuesta Llolleo, donde el tren a través de cinco túneles avanza por el bosque nativo de la zona central, antes de llegar a San Antonio.
