"Desde que comenzamos en septiembre de 2016 hicimos algunos ajustes porque los mercados no se desarrollaron, pero hemos visto que son muy fuertes las adquisiciones entre Miami y La Habana y por eso hemos aplicado con el Departamento de Transporte de Estados Unidos para añadir 17 frecuencias semanales en este itinerario", dijo Pantin en perfecto español a esta agencia de noticias en el hotel Meliá Cohiba.
La gerente comparó esa cifra con las rutas que mantienen hacia otros importantes países de la zona como Bahamas (seis) y República Dominicana (cuatro).
Explicó que Miami es el centro más grande de una población a la que denominó de "cubano-americanos", para quienes el mayor archipiélago del Caribe es un destino fundamental.
Cerca de Pantin se encontraba Suzanne Carlson, presidenta de la compañía promotora de viajes en yate desde Miami a Cuba Carlson Maritime Travel, quien sin mencionar directamente en inglés las medidas adoptadas por el gobierno de su país para restringir los viajes hacia Cuba por supuestos incidentes sónicos, reiteró la apuesta de su empresa por este destino.
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Calificó Carlson de "ilimitadas" las posibilidades de un trabajo profesional desde el punto de vista del turismo con la Isla no solo por su belleza natural, sino por la hospitalidad y la cultura de su gente.
"Yo pienso que eventualmente los medios contribuirán a la educación del público de los Estados Unidos, con sus informaciones mostrarán la tranquilidad y la seguridad que se respira en Cuba, y la afluencia de viajeros retomará el sentido ascendente de la curva", opinó la promotora de viajes en yates.
Como parte de la implementación de un cambio de política hacia Cuba contraria a la que introdujo el expresidente norteamericano Barack Obama a partir del 17 de diciembre de 2014, la administración de Donald Trump puso en vigor el 9 de noviembre último disposiciones y regulaciones que limitan las relaciones consulares y comerciales entre los dos países.
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Asimismo, las Regulaciones del Buró de Industria y Seguridad (BIS, por sus siglas en inglés) del Departamento del Comercio establecen límites sobre la política de licencias de exportaciones y reexportaciones hacia la isla caribeña.
La OFAC, por su parte, prohíbe transacciones financieras directas con las entidades cubanas listadas por el Departamento de Estado, adicionalmente veta los viajes de ciudadanos estadounidenses a título individual bajo la categoría de intercambios "pueblo a pueblo", y advierte que en lo adelante esos viajes se podrán realizar solo con el patrocinio de una organización estadounidense y el beneficiario deberá estar acompañado por un representante de esta institución.
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Adicionalmente, el Departamento de Estado publicó una nota en la cual incluyó a Cuba en el cuarto y último nivel de su sistema de advertencias a viajeros sobre riesgos en el que se exhorta directamente a "no viajar" por amenazas para la vida.
Con posterioridad, funcionarios de esta cartera admitieron en una audiencia de un comité senatorial que no existen evidencias sobre supuestos "ataques sónicos" contra diplomáticos de Washington en Cuba ni de que la mayor de las Antillas haya permitido tal tipo de agresión.
En esas circunstancias, se modificó el alerta, pero se mantuvo a Cuba en el tercer nivel, en el cual se sugiere "reconsiderar el viaje".