"El papa Francisco tiene que recibirme para poder conversar con él y decirle todo lo que está pasando aquí con el pueblo mapuche", dijo Linconao a los medios locales tras salir de los tribunales de justicia donde se le decretó arresto domiciliario nocturno y arraigo en su contra.
Al salir de la audiencia, Linconao hizo el llamado al Papa y afirmó que "como machi también hago oración al igual que el Papa", y dijo que "si él reza tanto, entonces va a tener que recibirme para poder conversar con él".
"Espero que el Papa se reúna conmigo para solucionar los problemas, si no ¿a qué vino, entonces?", señaló a los medios.
Aseguró que ella era "una persona inocente" y dijo que "no tengo miedo a enfrentar a la justicia", en referencia a un viaje que hizo a Bolivia a comienzos de mes, donde surgió la incertidumbre de si volvería a Chile a enfrentar a la justicia.
El 26 de febrero se realizará un nuevo juicio en contra de Linconao y otros 10 comuneros mapuches acusados de haber asesinado al matrimonio Luchsinger—Mackay, luego de que un juicio anterior que los absolvió de toda responsabilidad, fuera anulado.
El 4 de enero de 2013, el empresario chileno Werner Luchsinger, de 75 años, y su esposa, Vivianne Mackay, de 69, se encontraban durmiendo en su casa ubicada en una finca en Vilcún, La Araucanía (sur), cuando una veintena de personas ingresó a su predio.
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Al escuchar a los atacantes, Luchsinger los enfrentó con un arma, pero estos comenzaron a incendiar la casa, causando la muerte de sus dos ocupantes.