"El primer grupo de medidas es la reducción de las velocidades permitidas en las vías, decidimos reducir la velocidad máxima de 90 kilómetros por hora a 80 kilómetros por hora", señala el documento difundido por la oficina del jefe de Gobierno francés.
La segunda medida consistirá en la aplicación de medidas más severas por la conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas.
Además será objeto de multas el uso de móviles durante la conducción.
"Se tomó la decisión de permitir a los agentes del orden retirar las licencias de conducción a aquellos que tuviesen un móvil en las manos durante una infracción que pusiese en peligro su seguridad o la seguridad de terceras personas", añadió.
Entre otras medidas presentadas está el incremento de la seguridad de los peatones y el apoyo a los conductores ejemplares.
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Según Philippe, los accidentes de tránsito en Francia cuestan anualmente alrededor de 3.500 vidas y alrededor de 72.000 personas resultan heridas, de las cuales 25.000 reciben lesiones graves que a menudo conducen a la invalidez.