El objetivo es "crecer un 15%" en afluencia de público y superar las cifras del año pasado, cuando 2,7 millones de personas pasaron el fin de año en la ciudad brasileña, dijo la alcaldía.
La mayoría de las atracciones se concentran en la playa de Copacabana, donde en la medianoche del último día del año se realizará el tradicional lanzamiento de fuegos artificiales desde balsas flotantes en el mar.
Como principal novedad este año los fuegos artificiales durarán 17 minutos, cinco más que en la Nochevieja pasada, quemándose un total de 25 toneladas de pólvora.
Además, el espectáculo pirotécnico será filmado por drones desde el cielo y retransmitido en directo por pantallas gigantes.
Para garantizar la seguridad en las calles, el Gobierno del estado de Río de Janeiro se comprometió a movilizar al menos el mismo dispositivo policial de años anteriores, integrado por unos 10.000 agentes.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades de aprovechar la fiesta de fin de año para relanzar la ciudad, muy afectada por la crisis económica, la ocupación hotelera no llega a niveles máximos.
Según datos divulgados recientemente por la Asociación Brasileña de la Industria de Hoteles, la ocupación hotelera en Río para estos días rondará el 72%.
El "Reveillon" (fin de año) en Río de Janeiro es el más popular de Brasil y supone la mayor concentración de cariocas y turistas en todo el año, tan solo superado por el Carnaval.