"Se cortó el hilo de esperanza", sostuvo el hermano del suboficial primero Hernán Ramón Rodríguez, jefe de máquinas del submarino desde hacía nueve años.
"Era más seguro el submarino que el avión, decía Hernán", rememoró su hermano.
Horas antes de que la Armada informara que daba por finalizada la fase de búsqueda y rescate de personas (SAR por sus siglas en inglés), Claudio afirmaba que la fuerza naval debía tener localizado el navío, pero que debían estar a la espera de la llegada del buque ruso Yantar el próximo 5 de diciembre.
"Mi teoría es que ellos saben qué pasó, dónde pasó y dónde están, pero no pueden llegar y están esperando que llegue la ayuda de Rusia", indicó.
El navío ruso transporta dos vehículos sumergibles autopropulsados y puede rastrear el fondo del mar hasta llegar a una profundidad de 6.000 metros, recordó el hermano del jefe de máquinas.
"Para mí, ellos saben que el submarino está a más de 400 metros, y como no pueden llegar, nos están dando vueltas con todo esto, por eso esperan la llegada del Yantar", insistía Rodríguez.
Tres horas después de comunicar su última posición el 15 de noviembre, hubo una explosión a 30 millas (48 kilómetros) de la última ubicación señalada por el buque.
De ese estallido se informó siete días después, el miércoles 22 de noviembre.
"Ellos dicen que tiene a disposición todos los recursos de Argentina y que el mundo está investigando eso, pero no entiendo cómo pueden rastrear todo el día los aviones, los buques y los sonares y no puedan dar con el submarino en una zona de 40 kilómetros de radio", se preguntaba Claudio.
Según el razonamiento de Rodríguez, se podía detectar dónde está el submarino de acuerdo a la velocidad que llevaba de acuerdo a su última posición y a la explosión registrada.
"¿Cómo un submarino a una determinada velocidad que viene por el mismo derrotero por el que siempre viaja desaparece del mundo?", inquirió.
El buque no pudo haber avanzado más de 50 kilómetros en ese lapso de tiempo, consideró el hermano del suboficial a bordo del navío, que era oriundo de la localidad mendocina de San Rafael (centro-oeste) y llevaba 22 años en la Armada.
Diálogo con jefes de la base naval
"Le pregunté por qué no desviaron el rumbo del buque, y me contestó que era decisión del comandante del submarino", contó.
De todos modos, "la orden de seguir el derrotero camino de Mar del Plata se la dieron ellos", objetó.
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Ante la máxima autoridad de la base naval, Rodríguez también le advirtió "que más vale que no me entere de que ellos sabían qué pasó el 15 y dónde pasó, porque nos hacen dar vuelta y nos rompen la cabeza", describió.
En su respuesta, González, que pidió recientemente su retiro como jefe del comando naval, "me dijo que no podía suponer eso, mientras (el capitán de Navío Carlos Humberto) Acuña, excomandante de la Fuerza de Submarinos, se largó a llorar".
Querella judicial
Junto a otras siete familias, Rodríguez impulsa la querella que en la víspera presentó el padre de otro tripulante, el abogado Luis Tagliapietra, para sumarse a la causa que instruye la jueza federal Marta Yáñez desde la localidad santacruceña de Caleta Olivia (sur), quien investiga las circunstancias de lo sucedido con el navío.
"Queremos saber más sobre lo que sabe más la jueza, que empezó a interpelar al ministro de Seguridad", Oscar Aguad.
Por otro lado, las ocho familias esperan aportar pruebas de cuestiones que empiezan a surgir en relación al submarino.
Entre los familiares se plantean varias dudas, entre otras, por qué el buque siguió su destino habitual hacia la ciudad balnearia de Mar del Plata y no lo acercaron a la costa para que continuara su trayecto "a la menor profundidad posible, sabiendo que iba con un problema de baterías".
"El día anterior (a las 00.30 hora local, 3.30 GMT, según informó la Armada) habían avisado de que tenían problemas", recordó Rodríguez.
Al tanto de que el Gobierno argentino anunció que levantará el secreto militar para que los marinos puedan declarar en el expediente judicial, el hermano del suboficial Rodríguez destacó que a partir de ese momento podrán decir lo que saben "todos los compañeros que pueden aportar cosas y que estuvieron en el puerto de Ushuaia", de donde zarpó el buque el 13 de noviembre.
En cualquier caso, su razón para estar dentro de la causa es "porque esto no puede quedar así no más, y porque mi hermano habría hecho lo mismo por mí, si me pasaba algo", concluyó.
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El lugar en donde es buscado el buque se encuentra en el límite de la plataforma continental argentina, donde el fondo del mar se inclina de manera muy pronunciada, en lo que se conoce como talud, hasta alcanzar una profundidad de 3.000 metros.