"La intervención militar será legítima y justificable, incluso sin amparo legal, si el agravamiento de la crisis política, económica, social y moral desemboca en la derrota de los Poderes de la Unión, seguida de grave inestabilidad institucional con riesgo de guerra civil, ruptura de unidad política, ruptura del régimen democrático y pérdida de soberanía por el Estado", escribió el militar en un artículo de opinión publicado el 5 de septiembre en el diario Estado de Sao Paulo.
El general describe un cuadro de "anomia" en el que los poderes Ejecutivo y Legislativo están desacreditados por inimaginables escándalos de corrupción que les hicieron perder la credibilidad para gobernar y legislar.
En opinión del general, los líderes políticos de Brasil están "moralmente desgastados" y aun así intentan detener la Operación Lava Jato, que investiga el mayor escándalo de corrupción en la historia del país.
En su lista de críticas, que apunta sobre todo a los gobiernos del izquierdista Partido de los Trabajadores, al que califica de "liderazgo socialista radical que hundió al país en 13 años de Gobierno", el militar solo salva al Tribunal Supremo Federal.
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Según su criterio, el máximo órgano judicial del país es el único que tiene autoridad para "acelerar procesos de operaciones de limpieza moral".
"En realidad, tan solo el Tribunal Supremo Federal y la sociedad conseguirán detener el empeoramiento de la crisis actual, que a medio plazo podría llevar a las Fuerzas Armadas a tomar actitudes no deseadas, pero legitimadas por una parte de la población", escribió.
La última dictadura militar de Brasil se prolongó entre 1964 y 1985.
El pasado mes de septiembre otro militar, en este caso en activo, el general Antonio Hamilton Martins Mourao, también defendió una intervención militar en el Gobierno.
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Sus palabras causaron una fuerte polémica, sobre todo porque tardaron en ser desautorizadas por el Gobierno de Michel Temer.