"Yo creo que el Gobierno está perdiendo mucho apoyo a nivel internacional, lo había perdido, pero ahora lo pierde más, porque tiene una mirada muy estrecha y le interesa ganar geopolíticamente en el marco nacional a costa de sacrificar todo lo que había logrado", dijo Solón, especialista en temas ambientales.
Para el director de la Fundación Solón, el empeño del presidente Evo Morales en construir la carretera responde "a una estrategia más geopolítica y electoral para ganar a las elites benianas (del Beni) y así romper el eje tradicional en la política boliviana entre Beni y Santa Cruz (este)".
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Durante décadas, el dominio de las elites conservadoras en Bolivia estuvo articulado por una alianza entre grupos empresariales de ganaderos agroindustriales del este, teniendo como epicentro al departamento de Santa Cruz, que capitalizó el desarrollo económico y productivo de la región.
"Lo que está claro es que la expansión de los productores de coca del trópico de Cochabamba está yendo en dirección al Tipnis y que esa carretera va a favorecer totalmente a este sector", remarcó el ambientalista.
El activista lamentó que el Gobierno boliviano haya optado por un modelo de desarrollo que no solo afecta los derechos de la Madre Tierra, sino la misma existencia de los pueblos indígenas de la Amazonia.
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Los pueblos que viven en la zona y que rechazan que se parta en dos la reserva natural desarrollarán una resistencia en distintos ámbitos y regiones del país junto a los movimientos ambientalistas, advirtió Solón.
El Gobierno de Bolivia asegura que la carretera llevará desarrollo a los pueblos indígenas de la zona e impulsará la economía del Beni y de Cochabamba.
Solón fue representante permanente de Bolivia ante la Organización de las Naciones Unidas entre 2009 y 2011.