"En la refinería he podido comprobar que lo que menos ha habido es una enorme irresponsabilidad", manifestó el mandatario luego de recorrer la planta.
Su malestar ocurre luego de que comprobara que muchas de las instalaciones de la principal refinería del país están en muy mala condición, a pesar de que en los últimos siete años se destinaron más de 2.200 millones de dólares a su reparación.
Sin embargo, en 2016 y a través de los Papeles de Panamá, se reveló que durante la repotenciación de la refinería se levantó una red de sobornos a través de la cual varias empresas pagaron coimas a funcionarios y exfuncionarios para acceder a contratos con el Estado, asimismo, se comprobó que muchas de las obras se ejecutaron con sobreprecios.
Además, el vicepresidente Jorge Glas ha sido señalado como responsable de lo ocurrido debido a que el sector petrolero se encontraba bajo su supervisión cuando ocurrieron los sobornos, pero la justicia aún no ha establecido responsabilidades concretas contra él.
Por su parte, el actual ministro de Hidrocarburos, Carlos Pérez García, confirmó que la situación de la Refinería de Esmeraldas es "crítica" y explicó que existen "problemas de funcionamiento en ciertas áreas" de la planta debido a que la repotenciación "no fue integral" sino "focalizada".
En ese sentido, advirtió que se realizarán los arreglos necesarios procurando evitar la paralización completa de la empresa, pues eso le significaría al país una pérdida de "1,2 millones de dólares diarios".
La Refinería de Esmeraldas procesa más de 110.000 barriles diarios en funcionamiento óptimo, pero su capacidad se ha reducido al 85% debido a los problemas que enfrenta.
Esta planta alcanzó su volumen máximo de producción en marzo de 2016, cuando procesó 110.147 barriles diarios.