"Los balnearios cubanos tienen retrocesos en la línea de costa que promedian 1,2 metros por año, lo cual puede ser superior en algunos sectores del litoral", afirmó la directora de Medio Ambiente del Citma en declaraciones a la emisora nacional Radio Rebelde.
Para enfrentar esta problemática y otras amenazas del cambio climático a lo largo y ancho de la isla en las zonas vulnerables fue diseñado el Plan de Estado denominado Tarea Vida, aprobado por el Consejo de Ministros el 25 de abril de 2017.
Este programa incluye 11 tareas, la primera de las cuales se relaciona con la necesidad de identificar y emprender acciones y proyectos de adaptación de carácter integral con el objetivo de disminuir la vulnerabilidad de 15 zonas prioritarias, explicó la experta.
En lo concerniente a las playas, subrayó la necesidad de considerar su papel como asunto prioritario en la protección de la vida humana y su calidad, así como en lo referido al turismo.
Comentó que en particular, la Tarea 3 está plenamente dedicada a las playas, además de que en la 1 muchas de las acciones priorizadas tienen que ver con estos arenales.
A modo de ejemplo, la directora explicó que para la protección de las playas una de las previsiones es construir los hoteles después de la primera línea de costa.
Simultáneamente, las autoridades cubanas avanzan en un amplio proyecto de protección y recuperación de las playas erosionadas como parte de la Tarea Vida, se informó.
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Refirió Goicochea entre los antecedentes más cercanos del Plan de Estado aprobado el 25 de abril las Directivas para el Enfrentamiento al Cambio Climático y su Plan de Acción 2016-2020, que ya contenían indicaciones y acciones respecto a las playas.
Aclaró la directora que esos documentos planteaban incluir en los planes de ordenamiento de los polos turísticos y zonas playeras de interés para la recreación local las medidas de protección de este recurso, así como su rehabilitación y mantenimiento en correspondencia con las posibilidades económicas y financieras imprescindibles para su sostenibilidad.
José Luis Juanes, investigador titular del Instituto de Ciencias del Mar (Icimar), refirió que desde finales de los años 1960 y comienzos de 1970, se iniciaron en Cuba proyectos de investigación referidos a los procesos dinámicos de las playas a través de la colaboración entre oceanólogos de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética y la de Cuba.
Publicaciones del Citma confirman que desde 1978 hasta 1985 en la red de estaciones a lo largo de la península de Hicacos se mantuvo un monitoreo mensual casi de manera ininterrumpida de las variaciones espaciales y temporales del perfil de playa, y estos datos sirvieron para fundamentar el efecto erosivo de más de 150 casas y hoteles construidos sobre la duna a lo largo de siete kilómetros del llamado Varadero histórico.
Sobre la base de esa experiencia, quedó prohibida legalmente la extracción de áridos en las playas y en áreas de la plataforma insular cubana, según el Artículo 16, inciso b) del Decreto ley 212. Gestión de Zona Costera, del año 2000.