Para algunos hispanohablantes, cuando alguien está 'al loro' es porque tiene su atención centrada exclusivamente en una cosa. Así estaba el veterinario Miguel Ángel Gómez Garza mientras realizaba una investigación en la selva yucateca en 2014. Y nunca mejor dicho, porque trabajaba precisamente con loros. El especialista en este tipo de aves se encontraba en esa región para estudiar a determinados ejemplares del género Amazona.
En esta expedición por el sur de México, Gómez estaba detrás de dos especies que tienen la frente blanca y un determinado canto. Escuchó una voz distinta, parecida a la de un halcón, que no se condecía con sus expectativas.
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"Escuché el sonido de un loro que no correspondía a los que hay en la zona. Me llamó mucho la atención, porque estoy muy familiarizado con el sonido de los loros del país", relató a Sputnik Gómez, profesor de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Luego vio adentrarse en la selva a unas seis aves que proferían este canto. En ese momento decidió ponerse debajo de un árbol con muchas vainas tiernas —el alimento predilecto de los pájaros de la zona— con la esperanza de poder esclarecer el 'misterio'.
"Después de un rato apareció el mismo grupo de seis loros que había visto hacer el sonido. Para mi sorpresa, en vez de tener la frente blanca como las dos especies nativas que hay ahí, la tenían de color rojo intenso, lo que no coincidía con ninguna especie local. Ahí me di cuenta de que estaba ante algo no conocido: una especie nueva", indicó Gómez, autor del libro 'Loros de México', producto de más de 30 años de investigaciones.
Amazona gomezgarzai Descoberta espécie de papagaio amazônico que imita sons de gaviõeshttps://t.co/e637VruZur pic.twitter.com/LRDKKp2DNC
— Alanlau.com.br (@alanwendlau) 27 de junio de 2017
A partir de ahí, el veterinario comenzó un proceso para poder confirmar el hallazgo. Volvió a Monterrey, su ciudad, y tramitó el permiso de las autoridades para atrapar dos ejemplares para su estudio en la UANL. Así fue que volvió a Yucatán y llevó dos individuos a los laboratorios, donde se realizó el mapeo genético y las mediciones para determinar las características de la nueva especie. En el trabajo intervinieron científicos de la UANL y de la Universidad de Breslavia (Polonia). También tuvo un rol protagónico Tony Silva, de la Universidad de Florida (EEUU), "experto mundial en loros".
"Nos negamos rotundamente, considerando la rareza de la especie. Nosotros estimamos que no haya tal vez más de cien ejemplares. Entonces no queríamos sacrificar a dos animales. Es material genético importante y estamos en una época en la que le debemos todo el respeto a los animales. Afortunadamente fue suficiente dejar depositado material genético, plumas y fotografías de los individuos ahora en cautiverio en el laboratorio de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL, con el compromiso de que cuando mueran estos dos individuos que están vivos ahora en cautiverio sean depositados en la misma institución", dijo el veterinario.
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Los loros del género Amazona se distribuyen desde el norte de México hasta el norte de Argentina. Los loros azules de frente blanca de Yucatán que buscaba Gómez son "sus representantes más pequeños" y el tamaño de la nueva especie, de frente roja, es similar.
"La nueva especie, en vez de tener la frente blanca, tiene la frente roja. No tiene rojo en las alas, como los dos conocidos, sino que tiene las alas de color azul. Otra característica muy interesante es el sonido. Tienen una voz completamente diferente. Uno de los sonidos que emiten es muy parecido al de un halcón. No sabemos con certeza todavía por qué imitan a los halcones, pero suponemos que hace ese sonido con la intención de ahuyentar a otras especies de loros para que ellos puedan posesionarse de algún gran árbol con frutas o con vainas", indicó el especialista en loros.
El equipo de la UANL y los alumnos de Gómez —que enseña Medicina de Fauna Silvestre- están planeando continuar la investigación en campo, para tener más certezas sobre el descubrimiento. El impacto que ha generado ha permitido tener el apoyo de la fundación Black Jaguar White Tiger y de la Secretaría de Medioambiente del Gobierno federal.