"Muchas veces hay exageraciones, exageraciones claras; muchas veces por cuestiones pequeñas acabamos anulando mandatos (…) hay que moderar la saña cazadora, porque de hecho pones en riesgo otro valor, que es el del mandato, el de la manifestación popular", aseguró este jueves Mendes en la tercera jornada de juicio.
Considera que están fuera de alcance de la acción inicial promovida por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) contra la candidatura electoral de Rousseff y Temer en diciembre de 2014 (los detalles del escándalo de Odebrecht se conocieron más tarde).
Los exejecutivos de esta empresa constructora involucrada en la trama corrupta de Petrobras aseguraron en los últimos meses que tanto Rousseff como Temer sabían que su campaña electoral se financiaba con dinero sucio, por lo que si esas declaraciones quedan excluidas del proceso el horizonte para los dos políticos quedaría más despejado.
Si finalmente el TSE decide esta semana condenar a Temer y a Rousseff el actual presidente debería dejar el cargo y la exmandataria perdería sus derechos políticos; no podría volver a presentarse para ocupar un cargo público en los próximos ocho años.
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Ante una eventual salida de Temer la Constitución brasileña prevé que el Congreso Nacional escoja a un sustituto en el plazo de 30 días, pero movimientos sociales y partidos de la oposición presionan para que se celebren elecciones anticipadas.