"Tenemos que estar conscientes que el tren bioceánico se va a justificar en la medida de que captemos la carga de los países vecinos y seamos un nódulo (sic) logístico sudamericano", declaró el empresario boliviano.
Esta megaobra —que demandará al menos una inversión de 10.000 millones de dólares— exige la construcción de grandes centros de almacenamiento, estaciones multimodales y puertos secos para facilitar el transporte de ida y vuelta de la carga de los países de la región, indicó.
Bolivia cuenta con la infraestructura vial necesaria para generar corredores de exportación hacia Perú, Argentina, Paraguay y Brasil, pero aún no ha desarrollado la logística para mover grandes volúmenes de carga que demandará la puesta en marcha del proyecto, dijo Pou Mont.
"En Bolivia se han construido carreteras, pero no hay dónde almacenar contenedores, no hay puertos secos ni depósitos; todo eso hay que irlo desarrollando", afirmó el empresario al advertir que el comercio exterior boliviano debe superar la dependencia de puertos como los de Iquique y Arica en el norte de Chile, sobre los cuales "no tiene control".
De acuerdo con el expresidente de la Cámara Nacional de Exportadores, al margen de los hidrocarburos, Bolivia mueve anualmente cerca de cinco millones de toneladas de productos hacia los puertos del Pacífico y del Atlántico.
La Cámara de Exportadores espera que el Gobierno boliviano dé prioridad a la construcción del Tren Bioceánico por fases, lo que permitirá a corto plazo habilitar corredores de exportación como el de Patacamaya, en el departamento de Oruro (suroeste) hacia Ilo, en el sur de Perú.
Bolivia ha conformado un grupo técnico para impulsar este proyecto con la participación de representantes de los gobiernos de Brasil, Paraguay, Perú y Uruguay, además de Alemania y Suiza, países interesados en financiar el proyecto.